SAMARA, Rusia
AP

Tras el silbatazo que sentenció una nueva eliminación en el Mundial, Rafael Márquez se dio tiempo de consolar a algunos compañeros que sí terminaron el partido y lloraban. Luego, se persignó, miró al cielo y desapareció por el túnel del estadio.

Jamás volverá a entrar en la cancha, ni con la selección ni con club alguno.

Después de cinco Copas del Mundo y una carrera de casi 22 años, la carrera de Márquez tuvo un triste final ayer, cuando México cayó ante Brasil. Por séptimo Mundial consecutivo, el Tri naufragó en los octavos de final.

“No es el final que hubiera querido, venimos a Rusia buscando lograr cosas grupalmente y no individualmente” dijo Márquez al final del encuentro. “Quizá no le tomo tanta importancia por la forma en que se da esto”.

Márquez, uno de los futbolistas mexicanos más exitosos de la historia, fue la gran sorpresa en la alineación titular y jugó los primeros 45 minutos, en los que ayudó a preservar el empate sin goles. Pero el zaguero central se fue de la Arena Samara cabizbajo junto al resto de los mexicanos por otro intento fallido de alcanzar la huidiza meta de unos cuartos de final fuera de casa.

“Nos sentimos orgullosos por el partido que hicimos, tuvimos algunas oportunidades de gol ante un equipo que aspira al título, por eso nos sentimos orgullosos de lo mostrado hoy”, indicó Márquez. “Nos vamos con la cara en alto… tristes por estar fuera del Mundial y habernos propuesto otra cosa”.

El exdefensa del Barcelona, quien había anunciado que Rusia 2018 sería el último torneo de su carrera, disputó 148 encuentros con su selección, la tercera cifra más alta en la historia para un mexicano. Deja como legado la marca de más partidos en Copas del Mundo para un futbolista azteca, con 18.

Además, es junto con Cuauhtémoc Blanco y Javier Hernández, uno de tres jugadores del Tri con goles en tres Mundiales distintos.

En Rusia, el veterano de 39 años registró su nombre en el libro de récords al disputar su quinto Mundial para unirse a su compatriota Antonio «Tota» Carbajal y al alemán Lothar Matheus. Pero en su último Mundial jugó apenas 83 minutos en tres cotejos distintos: 22 ante Alemania, 16 frente a Corea del Sur –en ambas ocasiones sustituyendo a Andrés Guardado– y los 45 contra Brasil.

Para el comienzo del segundo tiempo, Miguel Layún reemplazó a Márquez. Poco después vino el gol de Neymar que abrió la puerta para que Brasil triunfara por 2-0.

El adiós de Márquez fue triste no sólo por lo que ocurrió dentro del campo, sino fuera de él.

En agosto, fue sancionado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, por su presunta relación con un narcotraficante de la occidental ciudad de Guadalajara, donde reside.

Márquez negó tener vínculos con el crimen organizado e inició una cruzada para limpiar su nombre. Pero sigue en la lista de sancionados y desde que entró en la nómina final para Rusia hasta el último entrenamiento lo hizo con una camiseta sin anuncios de patrocinadores, recelosos de vincularse con él.

«Rafa», mundialista en Corea del Sur 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, se alista ahora para una vida sin el fútbol.

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