En todo el mundo, incluyendo a muchos republicanos que rechazan la inhumana práctica, se protesta con energía ante el abuso que comete el gobierno de Donald Trump al separar a los niños migrantes de sus padres para ser recluidos en centros de detención que constituyen una violación de elementales derechos humanos. Muchos de esos niños son guatemaltecos, pero nuestro gobierno se prefiere marcar como aliado indiscutible de Trump antes, que como representante de esos menores de edad que han sido arrebatados a sus madres para abusarlos física y mentalmente.
Ayer fue difundido un audio en el que se escucha el llanto de los niños y se aprecia la incapacidad de los captores para atender sus necesidades. No hay ni siquiera un registro adecuado para pensar en reunirlos nuevamente con sus padres y muchos de éstos ya fueron deportados dejando atrás, en la incertidumbre a sus hijos. El sitio de noticias ProPública logró la grabación que es desgarradora y que debieran ponérsela a Jimmy Morales una y otra vez para ver si así se le conmueve para que, al menos, proteste ante su aliado y compañero de infortunios con la justicia, Donald Trump.
Es una vergüenza la actitud del gobierno de Guatemala que sigue esperando que desde la Casa Blanca le tiren el salvavidas acabando con los apoyos a la CICIG y por ello no hablan sobre el drama humanitario que ha conmovido al mundo entero, excepto al inepto y asqueante gobierno de Guatemala que ayer emitió un comunicado diciendo que los consulados en Estados Unidos están ayudando a los migrantes, pero es sabido que ninguna autoridad consular puede hacer nada porque, repetimos, ni siquiera hay registro de los niños que han sido arrebatados por la guardia fronteriza.
En todo el comunicado de la Cancillería no hay ni una palabra para rechazar ni condenar la práctica cruel impuesta por el gobierno de Trump y eso realmente preocupa por la indiferencia de un Ministerio de Relaciones Exteriores que ha caído muy pero muy bajo no sólo por ineptitud sino por centrar toda la política exterior en quedar bien con el Presidente norteamericano, aunque sea a cambio del abandono de nuestra gente más necesitada.
Ese silencio que guarda el gobierno de Jimmy Morales lo pinta de cuerpo entero porque es cómplice de Trump no sólo en el tema de la violación del derecho de los niños, sino también en los empeños que uno y otro hacen para obstaculizar la justicia que a ambos persigue. Morales se pone de alfombra y pone en ridículo a nuestro país.