Marco Tulio Trejo Paiz
La recién nombrada fiscal general, María Consuelo Porras, tiene una gran responsabilidad desde el pasado 16 de mayo, cuando tomó posesión del cargo para mejorar el trabajo que realizó la exfiscal Thelma Aldana, quien demostró tener el temple y firmeza para mantener una lucha de más de dos años, contra los impulsores de la corrupción.
Los guatemaltecos hemos demostrado que estamos interesados en recuperar las instituciones del Estado que se han visto copadas por intereses oscuros, los cuales se han beneficiado por muchos años de los impuestos que debieron ser utilizados en el desarrollo de la sociedad y no como ha sucedido, hasta ahora, que solamente han servido para llenar los bolsillos de unos pocos.
En los últimos dos años hemos visto en los tribunales de justicia un trabajo arduo y serio de la Fiscalía General, de la mano de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), que se han enfrentado a grupos organizados que se dedicaban a lavar el dinero de las arcas de la nación.
Por esa razón es que ahora la nueva fiscal, María Consuelo Porras, tiene la gran responsabilidad de demostrarle, a un pueblo necesitado de justicia social, que es una aliada contra la corrupción o bien de bajar las revoluciones contra ella, pero el camino será largo y empedrado porque debe enseñar con creces que su nombramiento no fue por casualidad y que no es parte de los mismos intereses perversos que solamente se están curando en salud.
La señora Fiscal no debe quitar el pie del acelerador en esta lucha, debe mantener el mismo ritmo que se ha dado desde abril de 2015, porque debe procurar consolidar la institucionalidad en Guatemala, eliminando esos grupos corruptos que se formaron para debilitar un Estado, que está a punto de desmoronarse si no continúa el trabajo emprendido, para encauzar las aguas por el camino de la transparencia y legalidad.
Si bien es cierto se deben corregir ciertas cosas, en la forma como se venía haciendo el trabajo del MP y la CICIG, porque de los errores aprende el hombre, no se debe de quitar la enjundia de un equipo de fiscales que comprendieron cuál es la función de la institución que representan y que ha levantado la imagen pública de la entidad que es la encargada de la persecución penal en el país.
El combate a la corrupción conlleva muchos riesgos, pero con una estructura judicial bien afinada se puede lograr rescatar un país que ha sido copado por más de 32 años por grupos delincuenciales que se han enriquecido a costillas de un pueblo trabajador y sobre todo emprendedor que lucha por salir adelante, sin importar el cáncer que lleva dentro.
Ahora lo más importante será descubrir cómo se desarrollará la coordinación de la nueva Fiscal General con el comisionado Iván Velásquez, quien en su primer acercamiento se manifestó complacido, esta semana que termina, porque cree que no van a darse “sobresaltos” con la nueva funcionaria y que el trabajo continuará como hasta la fecha.
Por esta y por muchas razones más desde esta plataforma le hago un llamado a la señora Porras Argueta, que demuestre, con capacidad y profesionalismo, que no dudo que lo tiene, enfrentar este enorme reto que tiene en sus manos de la mejor manera, para demostrarle al mundo entero que en Guatemala hay gente valiosa y con valores para lograr resultados positivos en la lucha contra la corrupción y la impunidad.