Félix Loarca Guzmán
Guatemala afronta actualmente uno de los períodos más difíciles de su historia con altos niveles de confrontación, entre quienes favorecen la persistencia de la corrupción y los que se oponen a la misma.
Sin duda, el presidente de la República, Jimmy Morales, como representante de la unidad nacional, debería poner fin a sus explosiones hepáticas por la antipatía que tiene contra la actual fiscal general, la magíster Thelma Aldana y el Jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, entidad de la Organización de Naciones Unidas, a raíz de investigaciones contra dos de sus familiares y contra él mismo, por señalamientos de actos al margen de la ley.
Diferentes personalidades de la vida nacional han formulado llamados al gobernante para que dé prioridad al interés colectivo sobre sus asuntos personales, dejando que el sistema de justicia haga su trabajo, en un marco de total independencia sin interferencias del Poder Ejecutivo.
El doctor Gabriel Orellana, excanciller de Guatemala y destacado experto en Derecho Constitucional, formuló un llamado al gobernante para actuar con prudencia y estricto apego a las leyes del país.
Asimismo, la periodista Ana María Rodas, una de las figuras más destacadas de la intelectualidad guatemalteca, poseedora del Premio Nacional de Literatura, y considerada por sus exalumnos como la mejor catedrática de Periodismo en la Universidad Rafael Landívar, recordó en su habitual columna en el Suplemento El Acordeón del Diario elPeriódico, correspondiente al pasado domingo 6 de mayo, que es necesario un terreno donde coexistan diversas formas de pensamiento, pero que ello signifique convivencia pacífica y honrada.
Ana María expuso que la libertad descansa en el diálogo, en la autocrítica constante, en escuchar al otro y entenderlo.
Consideramos que el Presidente aún está a tiempo de corregir los errores cometidos deponiendo sus reacciones belicosas en contra del jefe de la CICIG, Iván Velásquez, la actual fiscal general, Thelma Aldana, el procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas y los medios de comunicación independientes, ya que con esa actitud está contribuyendo a debilitar peligrosamente la institucionalidad del país.
La oportunidad también es propicia, para hacer ver a algunos diputados oficialistas, empeñados en proteger con una reforma benévola al Código Penal, a los señalados de financiamiento electoral ilícito, que la actual coyuntura por la que atraviesa el Congreso de la República, no favorece la persistencia de la impunidad y la corrupción. Con sus actos perversos pareciera que tratan de apagar el fuego echándole gasolina.