POR CLAUDIA TORRENS
NUEVA YORK
Con su hija de 15 meses en los brazos y lágrimas en los ojos, una inmigrante guatemalteca que se esconde en una iglesia de Manhattan para no ser deportada a su país de origen dijo el jueves que luchará por mantener a su familia unida en Estados Unidos.
Aura Hernández habló con los medios de comunicación dentro de la iglesia en la que planea estar meses, quizás años, evitando a agentes federales de inmigración. La centroamericana –madre de dos hijos y quien se dedicaba a limpiar casas– vive ilegalmente en Estados Unidos desde el 2005.
“Yo no voy a quedarme callada más. Les pido a todos que no se queden callados, hablen, defiendan sus derechos, sobre todo los derechos de los niños”, dijo Hernández, con su hijo Daniel, de 10 años, a su lado. Tanto Daniel, como la niña de 15 meses, Camila, nacieron en Estados Unidos.
LA SEGUNDA QUE SE REFUGIA EN IGLESIA DE NUEVA YORK
La inmigrante, nacida en Jutiapa, planea quedarse en la iglesia Fourth Universalist Society, hasta que las autoridades cambien su estatus migratorio. Hernández, de 37 años, entró a la iglesia hace dos semanas, pero había pasado las dos semanas anteriores en otra iglesia del alto Manhattan, donde pidió refugio por primera vez.
Activistas y políticos locales la rodeaban mientras hablaba ante las cámaras. Después, varios pastores lavaron sus pies, al igual que los pies de dos inmigrantes más, en un intento de plasmar en Jueves Santo el momento en que Jesús lavó los pies de los apóstoles, según la Biblia, antes de su crucifixión.
La guatemalteca es la segunda inmigrante que se ha refugiado en una iglesia para huir de las autoridades migratorias en la ciudad de Nueva York y que ha hecho su caso público. Amanda Morales, otra guatemalteca, entró a una iglesia de otro barrio en agosto y permanece en santuario allí desde entonces con sus tres hijos, de 10, 8 y 3 años.
Los Servicios de Inmigración y Control de Aduanas, más conocidos como ICE, consideran a las escuelas o iglesias lugares especiales a los que usualmente no entran agentes federales, aunque eso podría ocurrir en “circunstancias limitadas”, como por ejemplo bajo órdenes de un supervisor.
DEPORTACIÓN FUE ORDENADA
Una portavoz de la agencia dijo a The Associated Press que las autoridades ordenaron la deportación de Hernández en el 2006. ICE, dijo la vocera Rachael Yong Yow, pidió a la inmigrante que se presentara en una oficina de la agencia el 1 de marzo con un billete de ida a Guatemala.
“Hernández no respondió y ahora está considerada una fugitiva”, señaló en un correo electrónico enviado a la AP.
El reverendo Schuyler Vogel dijo que Hernández se quedará en su iglesia todo el tiempo que necesite.
“Cada comunidad que existe nos importa. Da igual de donde provenga la gente”, dijo al público presente en la iglesia el jueves. “Necesitamos asegurar que los valores estadounidenses son defendidos”.
CASOS SIMILARES
Al menos 70 casos de inmigrantes que buscan refugio en iglesias para evitar a las autoridades migratorias se han hecho públicos en Estados Unidos desde el 2014, según Church World Service, una organización con sede en Nueva York que apoya esfuerzos en el movimiento santuario. Del número total de casos, 51 han surgido desde que el presidente Donald Trump llegó a la Casa Blanca en enero del 2017 y prometió mano dura contra la inmigración ilegal.
El hijo de Hernández, Daniel, vive con su padre, un inmigrante que tampoco tiene autorización para residir en el país. Ambos viven a las afueras de la ciudad de Nueva York, aunque Daniel pasa los fines de semana en la iglesia con su madre.
El jueves, el niño caminó junto a varios pastores y miembros de la Nueva Coalición Santuario, el grupo activista que ayuda a Hernández, en una protesta silenciosa. Los manifestantes dieron varias vueltas caminando alrededor de un hotel del que Trump es dueño en la ciudad. Daniel caminó detrás de una pancarta que decía “por favor no deporten a mi mamá”.
Jeanette Vizguerra, una inmigrante mexicana que se hizo famosa el año pasado tras refugiarse en una iglesia de Colorado para no ser deportada, se sentó el jueves al lado de Hernández en la iglesia neoyorquina. Vizguerra pasó 86 días en santuario el año pasado hasta que las autoridades estadounidenses le suspendieron la deportación temporalmente.
“Nosotros, los inmigrantes, estamos sufriendo ataques bajo esta administración”, dijo Vizguerra. “Si el señor Trump pensó que nos iba a dividir siento mucho decirle que ha logrado lo contrario”.
Hernández asegura que tras cruzar la frontera en el 2005 un agente de la patrulla fronteriza abusó sexualmente de ella. Sin embargo, portavoces de esa agencia dijeron a la AP que se llevó a cabo una investigación y se llegó a la conclusión de que las acusaciones son infundadas.