Por Fernando Duclos
Río de Janeiro
DPA
El 8 de julio de 2014 se escribió la página más triste del fútbol brasileño. Aquel día, la selección que dirigía Luiz Felipe Scolari y que soñaba con ofrecerle la Copa del Mundo a su gente, fue derrotada 7-1 por Alemania en la que se convirtió, probablemente, en la goleada más célebre de todos los tiempos.
Desde aquel entonces, sin embargo, las cosas cambiaron mucho para un Brasil que tocó fondo y volvió a revivir. Y tanto es así que, casi cuatro años después de aquella debacle, la «canarinha» volverá a enfrentar a la selección germana mañana en Berlín, y, considerando su actualidad, no sorprendería que le pueda ganar.
Alemania es la actual campeona del mundo y muestra una solidez envidiable. Sin embargo, desde que Tite asumió la dirección técnica de Brasil, la selección sudamericana repuntó enormemente en su nivel de juego, consolidó un equipo y una idea y, en sólo dos años, se convirtió en una de las grandes candidatas a ganar el Mundial.
Tite fue el gran artífice de la «revolución». Después de que la selección quedara eliminada en primera ronda de la Copa América Centenario, en junio de 2016, Dunga fue despedido del banquillo de la selección y entonces el extécnico de Corinthians asumió un equipo desesperanzado y sin rumbo. Ni el más optimista hubiese esperado cambios tan rápidos y profundos.
Pero el técnico modificó todo, y empezó por el arco. Alisson, que estaba siendo probado por Dunga, se convirtió en el titular indiscutido bajo los tres palos. Y encima, apareció luego Ederson, titular en el Manchester City, que le agregó una opción de calidad a la portería brasileña.
La posibilidad de contar con dos arqueros de primer nivel representa un cambio muy importante respecto al equipo brasileño de 2014. El portero elegido por Scolari, y presente en el fatídico 7-1 en el Mineirao, era Júlio César, que en ese momento tenía 34 años y jugaba en el Toronto FC, de Canadá.
La defensa de Brasil hoy también se percibe como un bloque sólido y con pocas fisuras. Marcelo y Dani Alves por las bandas, y Marquinhos y Miranda en la zaga otorgan al entrenador la tranquilidad de contar con protección en su arco y proyección en el rival. Y encima, en el medio, Casemiro aporta en el despliegue y la recuperación.
Thiago Silva, considerado irreemplazable en 2014 y quien no pudo jugar ante Alemania, es suplente en el equipo de Tite. Y David Luiz, el otro central de aquel equipo, no está entre los preferidos del entrenador y es muy probable que se pierda el Mundial.
El día del 7-1, la defensa brasileña formó con Maicon, Dante, David Luiz y Marcelo. El lateral del Real Madrid es el único que «sobrevivió» entre los titulares en el equipo de Tite.
Pero más significativo aún, para comprender cómo la «canarinha» se reinventó desde aquel día hasta hoy, es comparar el mediocampo que jugó contra Alemania hace cuatro años y el que luego se consolidó en la idea del entrenador.