Roberto Arias

Por medio del Tratado de París de 1763, España concedió permiso a Inglaterra para el “corte de madera” en la Bahía de Honduras haciéndole ver a los ingleses que era sólo un permiso, puesto que ellos eran los legítimos propietarios. Por el Tratado de Versalles en 1783, los españoles concedieron otro permiso a los ingleses para que sigan cortando “palo de tinte” pero reservándose siempre el derecho de su soberanía, como menciona Evelyn Richardson Escobar-Vega de Tirado en su texto “Anteayer”.
La piratería se expandió y por medio de permisos “legales” dados por España, lo piratas ingleses se metieron hasta lo más profundo de esa área mesoamericana que conformaba la Capitanía General de Guatemala, incluidos Campeche, Yucatán, Quintana Roo y lugares aledaños. Los europeos, especialmente los ingleses, construyeron sus palacios y mansiones con maderas finísimas traídas de estas partes del continente americano.
En el momento actual, los piratas roban y sustraen las maderas finas de Latinoamérica, lo que es controlado por grupos criminales y mafias transnacionales, quienes son responsables de hasta el 90% de la tala ilegal en bosques tropicales, los que cubren su rastro con permisos falsos y sobornos, según un informe de la ONU.
Según el informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, PNUMA, titulado ‘Carbono Limpio, Negocio Sucio: tala ilegal, blanqueo y fraude fiscal en los bosques tropicales del mundo’, señala que durante años las autoridades pensaron que la tala ilegal estaba disminuyendo. Pero eso se debía a que no estaban mirando en el lugar indicado, señaló el autor principal del estudio, Christian Nelleman.
El informe señala que entre US$30.000 y US$100.000 millones se mueven en el comercio ilegal de madera. No sólo se trata de fondos malversados, que dejan de invertirse en desarrollo. La tala ilegal socava los esfuerzos por combatir el cambio climático. El PNUMA recuerda que la desforestación es responsable por cerca del 20% de las emisiones de dióxido de carbono, un porcentaje 50% mayor que las emisiones combinadas de la aviación y el transporte marítimo y terrestre, según BBC Mundo.
Los guatemaltecos siguen viendo, con la boca abierta, como sustraen toda la riqueza del país, pero están muy ocupados bebiendo cerveza y viendo si el Manchester le ganará a Alemania, como para preocuparse de que los hagan cada día más pobres, entre los gobernantes y los que generan dinero sucio para lavarlo. ¡Guatemala feliz… que tus aras no profane jamás el verdugo…!

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