Por Sabine Glaubitz
París
Agencia (dpa)
Carla Bruni, Claudia Schiffer y Laetitia Casta lucieron algunas de las lujosas creaciones de Yves Saint Laurent que ahora se exponen en los maniquíes de silicona y poliéster en el nuevo museo parisino dedicado al genial diseñador.
Se trata en realidad de prototipos, como casi todos los modelos que podrán verse en el que fuera el antiguo taller de Saint Laurent, fallecido en 2008. Para su apertura al público, que tendrá lugar mañana, se han elegido aquellos que lo catapultaron a la fama mundial, como su vestido Mondrian o su esmoquin de mujer.
El Museo Yves Saint Laurent se sitúa en la Avenida Marceu, entre la Torre Eiffel y los Campos Elíseos. En realidad, fue inaugurado el pasado jueves por la ministra de Cultura, Françoise Nyssen, con un pequeño y nada pomposo acto debido a la reciente muerte de su impulsor, Pierre Bergé, el 8 de septiembre.
Aunque el objetivo era una inauguración discreta, no se renunció a la fiesta VIP esa misma noche. Al fin y al cabo, estos días se celebran el París los desfiles de alta costura y Anthony Vaccarello también presentaba su colección para la primavera/verano 2018 diseñada para el sello Saint Laurent.
En el edificio que ahora alberga su museo, el diseñador llegó a dar trabajo a 200 costureras y cortadoras para sus famosas colecciones. Entre 1974 y 2002 nacieron allí miles de modelos: el museo posee una colección de casi 35 mil piezas, entre ellas más de 7 mil de alta costura y 15 mil accesorios, señala la directora de la colección Aurélie Samuel.
Algunos detalles de esta casa estilo neoclásico aún recuerdan al taller original, como el salón de pruebas en la planta baja, con sus asientos de terciopelo, su gigantescos espejos y sus pesadas cortinas. El objetivo era preservar el alma del lugar: «Era importante proteger el espíritu de la casa», explica Samuel.
Y éste se encuentra sobre todo en la sala de trabajo de Yves Saint Laurent, por lo que todo se ha dispuesto tal y como estaba en tiempos del diseñador. Casi todos los muebles son los originales, desde su escritorio, sobre el que se ven sus gafas, a su silla, con su bata blanca de trabajo.
Tampoco faltan el comedero de su perro Moujik, un bulldog francés, ni el retrato del diseñador que realizó Bernard Buffet. Bergé mantuvo con el pintor francés una relación sentimental antes de que, a finales de los 50, conociera a Yves Saint Laurent.
A mediados de mes se inaugurará un segundo museo dedicado al diseñador en Marrakech, donde tenía su segunda residencia. Lo albergará un edificio nuevo de unos 4 mil metros cuadrados en los que se mostrarán unos 300 modelos y mil piezas, desde dibujos a fotografías, con las que se pretende ilustrar la historia de la moda.