Por Gabriela Mayer
Buenos Aires
Agencia (dpa)

El festival literario Filba Internacional inaugurará el próximo miércoles su novena edición en Buenos Aires, donde pondrá a debate las múltiples formas de la violencia y sus huellas en la escritura, bajo el eje temático «Tiempos violentos».

Entre la veintena de invitados internacionales se destacan el francés Jean Echenoz ganador del Premio Goncourt 1999 y la editora francesa de origen italiano Teresa Cremisi. También le darán brillo al Filba Internacional que se extiende hasta el 1 de octubre los escritores españoles Belén Gopegui e Ignacio Martínez de Pisón, los chilenos Roberto Merino y Cynthia Rimsky y la mexicana Cristina Rivera Garza.

Asimismo serán de la partida el suizo Peter Stamm, el islandés Sjón –compositor de Björk-, el nigeriano Leye Adenle, el costarricense-puertorriqueño Carlos Fonseca y la cantante mexicana Julieta Venegas, quien brindará un concierto junto al uruguayo Martín Buscaglia.

La directora del Filba, Gabriela Adamo, dice a dpa que la violencia «no es un tema agradable, pero es real, está ahí todos los días, desde los insultos que vemos en la calle hasta las guerras en Oriente, pasando por supuesto por la sorda violencia de género y doméstica».

Adamo señala que, desde siempre, esos temas se filtraron en la literatura y le dieron forma. «La literatura los sabe reflejar, explicar, a veces incluso los exorciza. Además, hubo momentos en la historia en los que los grandes escritores practicaron su propia violencia sobre los mismos textos; pensemos en las vanguardias literarias. Y ni hablar de la violencia que se practicó siempre sobre los libros: censuras, quemas, etcétera».

Entre los argentinos que sumarán sus voces a los cinco días del Filba estarán Selva Almada, Martín Kohan, Diana Bellessi, Guillermo Martínez, Sergio Olguín y Hernán Ronsino, entre otros.

Nacido en Buenos Aires en 2008, el evento anual organizado por la Fundación Filba será inaugurado por el autor argentino Juan José Becerra, con una conferencia titulada «Se acabó la fiesta (llegaron los escritores)».

Pocos días después del capítulo uruguayo del Filba Internacional, que se celebró en Montevideo desde el viernes al domingo pasado, el festival literario desplegará sus talleres, charlas, lecturas y paneles en dos sedes principales en Buenos Aires: la Biblioteca Nacional y el Malba.

Kohan expondrá en una clase abierta cómo los orígenes de las letras argentinas están entrelazados con la violencia. Mientras, Rivera Garza, la argentina Liliana Bodoc y la brasileña Andrea del Fuego analizarán de qué modo incorpora la literatura latinoamericana las distintas formas de violencia que afectaron al continente en las últimas décadas.

El Filba también homenajeará a los autores argentinos fallecidos en los últimos meses Ricardo Piglia, Alberto Laiseca, Abelardo Castillo y Josefina Ludmer, en una lectura con participación de Fonseca, Almada, Pablo Ramos y María Sonia Cristoff.

Asimismo habrá reflexiones sobre el estallido de la violencia en la lengua, partiendo de los insultos como espejos de una identidad colectiva, y un panel en el que cuatro escritores elegirán su escena violenta favorita en el cine y explicarán por qué.

Las actividades de formato no tradicional, como por ejemplo Lecturas 1 a 1, en las que un escritor y un asistente al festival se encuentran solos a leer, seguirán formando parte de la grilla del Filba.

Además se mantienen los cruces con otras expresiones artísticas, como un recorrido literario por la muestra de la fotógrafa estadounidense Diane Arbus en el Malba, o una performance llamada «Formas de caminar con un libro en la mano», ideada por Lola Arias y Ulises Conti.

Y entre las novedades de esta edición, el festival tendrá su propia feria del libro durante el fin de semana en la explanada de la Biblioteca Nacional argentina, completando el círculo de autores, lectores y libros.

A la pregunta de cuál es la característica distintiva del Filba, su directora apunta a la calidad de su programación: «Buscamos genuinamente la democratización de la lectura, a pesar de lo gastada que está ya esa palabra».

«Y creo que a esta altura puedo decir que lo más distintivo es, precisamente, haber resistido casi diez años como organización independiente, en un país en el que es muy difícil sostener proyectos culturales a largo plazo. Eso nos llena de alegría», concluye Adamo.

Artículo anteriorPublican en noviembre biografía «coral» de Alejandro Sanz
Artículo siguienteStevie Wonder y Green Day en concierto contra la pobreza