Félix Loarca Guzmán

Hoy hace 38 años tuve una de mis mejores experiencias periodísticas, al entrevistar al Presidente de Nicaragua, General Anastasio Somoza Debayle, cuando afrontaba el riesgo de ser derrocado por el Ejército Sandinista de Liberación, comandado por destacados dirigentes revolucionarios, entre ellos el actual gobernante de ese país, Daniel Ortega Saavedra.

Eran aproximadamente las 16:30 horas del 12 de julio de 1979, cuando logré llegar hasta el “Búnker” de Managua, una estructura cuadrada de cemento protegida con antiaéreos, en donde el poderoso Presidente, se encontraba reunido con los principales jefes militares de Nicaragua.

Somoza era odiado por unos y admirado por otros. Su familia gobernó Nicaragua durante 40 años, y según sus adversarios, lo hizo pisoteando las libertades ciudadanas.

Sus simpatizantes, especialmente militares, empresarios y políticos conservadores de la región, lo veían con admiración, considerándolo un estadista al servicio de la democracia.

Yo realicé la entrevista para ser difundida en Emisoras Unidas de Guatemala, y el Servicio Centroamericano de Noticias, SERCANO, un novedoso sistema de comunicación integrado por más de 100 estaciones radiales desde México hasta Panamá.

Por todo lo que se decía del General Somoza sobre que era un dictador, yo estaba muy nervioso al inicio de la conversación. Pero tengo que reconocer que desde el principio él fue muy cordial y respetuoso. Para el momento de confrontación armada que se vivía en Nicaragua, estaba con un traje civil a rayas y una corbata floreada.

Durante la entrevista, el Presidente Somoza culpó al gobierno de Estados Unidos, presidido por el demócrata James Carter y a los gobiernos de Costa Rica y Panamá por “haberle metido la guerra a Nicaragua”. Dijo que se trataba de toda una acción promovida por los comunistas, pronosticando que con su caída, Centro América sufriría un fuerte revés con graves consecuencias económicas, sociales y políticas.

Al salir del bunker, me enteré que el avión que me llevó a Nicaragua, me había dejado porque se aproximaba una tormenta y debía retornar a Guatemala con huérfanos de la guerra. Los pilotos tenían mi pasaporte, por lo que inesperadamente me encontraba indocumentado en un país en armas. Logré refugio en la Cruz Roja de Managua permaneciendo en sus instalaciones casi una semana. Un día después de mi retorno a Guatemala, los guerrilleros sandinistas derrocaban al Presidente Somoza y entraban triunfantes a Managua.

El Diario Prensa Libre de Guatemala, contando con mi autorización telefónica, reprodujo la entrevista al día siguiente el 13 de Julio de 1979. Sin duda, la grabación original constituye un documento de gran valor para la historia de América Latina.

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