Jorge Mario Andrino Grotewold
* @jmag2010
Se viene la XIV Feria Internacional del libro en Guatemala –Filgua– que será dedicada en homenaje a uno de los más grandes escritores del país, Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias, y su mundo alrededor de las extraordinarias obras que escribió.
A pesar de ser una actividad comercial, como lo explicara una autoridad local de un municipio cercano a la ciudad capital, Filgua tiene una tradición más importante que solo la venta de libros, aun cuando esta actividad no es ni por asomo algo malo. Por el contrario, la exposición y venta de libros es un gran ausente del país, especialmente para las poblaciones alejadas a las urbes, donde la lectura de textos escolares es escasa o nula.
La Feria, como es su costumbre, tendrá una recopilación de exposiciones de las más importantes editoriales nacionales y algunas internacionales que derivado de la buena reputación adquirida por la Feria en los últimos años, también participan como material importante, ya sea literario o de temas específicos derivados de ciencias económicas, sociales, políticas o naturales.
De igual forma, según la página web de la Feria, se tendrán invitados especiales para exponer sus obras y también talleres infantiles y para adultos en donde los aspectos de lectura son los más importantes a resaltar, en conjunto con el material disponible para adquirir, según los intereses de cada persona.
La Feria es un espacio para la familia y los amigos, puesto que permite resaltar la importancia de la lectura como factor de aprendizaje, de conocimiento y de entretención, para la niñez, la juventud y los (as) adultos.
Pensando en acciones más allá de lo tradicional, sería interesante ver a un Gobierno de la República o los gobiernos municipales, participar de lleno en estas ferias y ofrecer a la juventud espacios de lectura, o bien inclusive para las personas privadas de libertad, ofrecer mecanismos de entretención diferentes a las que tienen ahora (si es que las tienen), y que permita una visión distinta al futuro del país. Una política pública que privilegie la lectura no como obligación, sino en el marco de la lógica de contar con un país ilustrado, en todo sentido.
“No importa lo ocupado que piensas que estás, debes encontrar tiempo para leer, o entregarte a una ignorancia autoelegida”. –Confucio–