Por MARK STEVENSON
CIUDAD DE MÉXICO
AGENCIA/AP

Los planes de expansión de un hotel de la Ciudad de México se detuvieron luego de que arqueólogos encontraron un templo prehispánico del dios azteca del viento, Ehécatl, y una cancha del ceremonial juego de pelota debajo de la propiedad.

El descubrimiento podría provocar pesadillas para aquellos huéspedes que sean susceptibles, ya que encontraron huesos cervicales de 32 personas en un pozo ceremonial cerca de la cancha del juego de pelota.

El arqueólogo Eduardo Matos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, anunció ayer el descubrimiento, producto de excavaciones realizadas entre 2009 y 2016.

El templo de Ehécatl fue construido probablemente en 1486-1502. Sólo ha sido excavada aproximadamente la mitad porque el resto se extiende bajo un edificio vecino.

El hotel es dueño del terreno y se le permitirá construir encima de las ruinas una vez que se termine la excavación, siempre y cuando utilice pilotes (un tipo de cementación profunda) cuidadosamente colocados para que las estructuras aztecas no se dañen.

El templo redondo y la escalera de la cancha del juego de pelota permanecerán abiertos al público abajo del hotel, que se ubica cerca de las ruinas del Templo Mayor.

Los jugadores que participaban en el ceremonial juego de pelota con frecuencia eran sacrificados al término de éste.

El arqueólogo Raúl Barrera señaló hacia un lugar cubierto donde fueron encontrados los huesos cervicales.

«Había un pozo pequeño de forma ovalada; en su interior tenía 32 conjuntos de cervicales, que eran adultos jóvenes; también había niños”, dijo Barrera. “En la parte superior había fragmentos de cráneos que fueron colocados de manera ritual, y que seguramente antes fueron decapitados en el juego de pelota”, agregó.

El proyecto es un fascinante ejemplo de lo difícil que es construir en México, donde estratos de historia se sobreponen uno a otro.

Las ruinas fueron desenterradas bajo el piso de un ala de 1940 del hotel que fue severamente dañado por un terremoto en 1985. La fachada del edificio, sumamente inclinada y con grietas, ha sido apuntalada y preservada.

Dentro de la propiedad, todo el resto de la estructura de 1940 fue demolida y retirada después del terremoto, pero fueron encontrados bajo la superficie del piso los cimientos de una casa colonial construida poco después de la conquista española de 1521.

Esos cimientos coloniales, a su vez, descansan casi directamente sobre ruinas aztecas.

Los propietarios del hotel tuvieron que pagar por las excavaciones y posponer sus planes de construcción durante años. Algunos de sus huéspedes probablemente aún tendrán que dormir sobre un terreno sepulcral azteca.

«A nosotros nos conviene por una razón: el mismo edificio protege que no haya lluvia, que no haya granizo, que no haya sol. Entonces queda perfectamente protegido e iluminado, y lo más interesante es que ellos pagan (los dueños de la propiedad), no nosotros «, dijo Matos.

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