WASHINGTON
AP

La Casa Blanca ha agregado a su lista de recortes presupuestarios un conjunto de reducciones inmediatas por valor de 18 mil millones de dólares a investigaciones médicas, infraestructura y desarrollo comunitario, entre otros rubros.

Al igual que el proyecto de presupuesto del presidente Donald Trump para 2018, rechazado tanto por demócratas como republicanos a principios de mes, las propuestas difícilmente llegarán a ser ley.

A diferencia del proyecto de presupuesto en sí, estos recortes no son propuestas oficiales del gobierno sino un conjunto de «opciones» para los legisladores republicanos y sus asesores que elaboran un proyecto de gastos para lo que resta del año fiscal en curso, que finaliza el 30 de septiembre.

Las negociaciones sobre el proyecto de gastos buscan evitar un cierre parcial del gobierno a fines del mes próximo. Este paquete incluiría 1.1 billones de dólares en cuentas impagas y el pedido del gobierno de 30 mil millones de dólares adicionales para el Pentágono.

Mientras tanto, los senadores republicanos tratan de evitar un enfrentamiento con los demócratas sobre el pedido de Trump de fondos para iniciar inmediatamente la construcción de un muro en la frontera con México. Los demócratas han amenazado con aplicar tácticas dilatorias a cualquier pedido de fondos para el muro.

El senador republicano Roy Blount, un negociador crucial y de gran influencia en materia de gastos de salud y servicios humanos, dijo que «no hay manera de incluir un suplemento (para el muro) en el paquete».

El gobierno quedaría paralizado, salvo por algunas funciones, a partir del 29 de abril de no aprobarse una medida para los gastos. Los republicanos quieren evitar una parálisis políticamente dañina.

Los negociadores han avanzado en los elementos centrales de una decena de proyectos, a costa de no hacer caso a la lista de recortes de la Casa Blanca.

Pero la presidencia realmente quiere los fondos para el muro y no ha participado plenamente de las negociaciones en el legislativo. El camino debe sortear escollos y campos minados en medio de una situación agravada por las divisiones entre los republicanos y la incertidumbre acerca de quién lidera esas gestiones en la Casa Blanca.

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