Jorge Santos

El 25 de febrero pasado se cumplió un año más de la presentación del Informe Memoria del Silencio de la Comisión Para el Esclarecimiento Histórico (CEH), documento que da cuenta de las graves violaciones a derechos humanos acontecidas durante los 36 años de Conflicto Armado Interno en el País. Su lectura permite no solo entender las dimensiones del referido conflicto, sino también aprender de los mecanismos utilizados para crear terror y zozobra en la población y como muchos de estos pudieran estar siendo utilizados en el presente.

La CEH comprobó que a lo largo del Conflicto Armado Interno el Ejército diseñó e implementó una estrategia para provocar terror en la población. Esta estrategia se convirtió en el eje de sus operaciones, tanto en las de estricto carácter militar como en las de índole psicológica y las denominadas de desarrollo. Este párrafo tomado textualmente del Informe en cuestión pudiera ser una muestra también de lo que ocurre actualmente en el país o como mínimo lo que acontece en este mes de marzo.

Como un anuncio de lo que vendría, el presidente de la República, Jimmy Morales, anunció a finales de febrero que el país se enfrentaría a situaciones adversas y difíciles y que era necesario prepararse. En verdad, dadas las mediocres intervenciones presidenciales, es muy probable que dicha alocución tenga que ver más con un discurso previamente preparado, que tenía como propósito anunciar los hechos macabros que semanas después se vendrían dando.

Recordarán ustedes que dimos inicio a esta ola de terror cuando de manera orquestada y prácticamente con la intención de generar zozobra en la población, se atentó contra taxistas en diversos puntos de la Ciudad Capital, aunque esta no sería la primera vez en que este tipo de hechos se dan, se hace necesario no verlo como un hecho aislado, sino someterlo a una dinámica mucho más amplia de acontecimientos para entender que muy probablemente existe una estrategia detrás de los mismos.

Luego de estos hechos, otras muertes, más cadáveres de hombres y mujeres descuartizadas aparecen en distintos puntos de la ciudad, existe una percepción generalizada de que hay un incremento de los hechos delictivos y de violencia en el país. Pero hay que agregar a estos acontecimientos, los hechos acaecidos el 07 y 08 de marzo en el Hogar Virgen de la Asunción, en donde son quemadas niñas, de las cuales 40 resultan muertas. El estupor de la sociedad sigue presente, la zozobra de pensar en cómo es posible un hecho tan atroz. Luego a tan solo 11 días, otro hechos de violencia extrema, ahora el turno le corresponde a un centro de privación de libertad para menores en conflicto con la Ley Penal. Pareciera que un hecho de terror supera al otro de manera permanente y sistemáticamente.

Si lo descrito por la CEH fue comprobado como una práctica esquemática por parte del Ejército, es necesario comprender que muy probablemente que quienes estén gestando esta ola de terror, sean aquellos mismos que la impulsaron en el pasado y que hoy lo estén utilizando como un mecanismo más de procurar impunidad.

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