WASHINGTON
AP

Los republicanos iniciaron hoy una campaña para tratar de convencer al público sobre las bondades de su nuevo plan de salud, pero el proyecto carece de detalles y no aclara cómo los ciudadanos tendrán cobertura médica.

El plan republicano trata de reemplazar a la reforma del sistema de salud aprobada bajo el gobierno de Barack Obama con lineamientos más conservadores. Los que más se verían afectados son unos 20 millones de ciudadanos que adquieren sus pólizas directamente de una compañía aseguradora, además de más de 70 millones de ciudadanos que dependen del Medicaid, el programa gubernamental de asistencia médica para los pobres o discapacitados.

El director de asuntos presupuestarios de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, declaró el martes que no es justo comparar la cantidad de gente que tendrá cobertura con el plan republicano con los que tenían esa cobertura con el plan de Obama, que los republicanos tildaban despectivamente de «Obamacare».

Ciertamente las tarifas del plan de Obama eran más altas en promedio, pero la ley también incluía sistemas de subsidios para ayudar a la gente de bajos recursos. Esos subsidios se acabarían con el plan republicano, y no se ha revelado cuán altas serán las tarifas.

Mulvaney dijo que aunque la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso no ha calculado todavía el costo de la nueva propuesta, «permitirá grandes ahorros a largo plazo» al permitir que cada estado tenga más control sobre el Medicaid.

La ley republicana reduciría el financiamiento federal del Medicaid, que ayuda a la gente de bajos ingresos, en promedio uno de cada cinco estadounidenses. Además relajaría normas impuestas por el plan de Obama para la adquisición de planes de salud directamente comprados por individuos, y disminuiría los subsidios para comprar pólizas de seguro.

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