Por JILL LAWLESS
LONDRES
AGENCIA/AP
El Teatro Nacional de Gran Bretaña se ha apuntado un éxito de taquilla con una reposición de la obra de Peter Shaffer sobre el genio malcriado Wolfgang Amadeus Mozart y su celoso rival Antonio Salieri, compositores de la corte vienesa del siglo XVIII.
La producción, que combina actores con cantantes de ópera y una orquesta de 20 miembros en el escenario, se transmitió anoche en vivo en salas de cine alrededor del mundo como parte de la serie NT Live. Y en las próximas semanas se proyectarán funciones de reposición.
Montada por primera vez en 1979, la obra hace una pregunta milenaria: ¿es posible separar a un artista de su arte? El Mozart de Shaffer es un prodigio maleducado y mimado en exceso con un don musical divino.
«Es un niño mimado», dijo Adam Gillen, el actor británico de 31 años que da vida a Mozart. «Pero es aceptado porque hace este maravilloso trabajo. Con él la gente se siente indignada y asqueada, o emocionada y entretenida».
Gillen, con el pelo desteñido a un rubio punk, interpreta a Mozart con energía frenética y fragilidad. Pero el verdadero astro del espectáculo es el diligente, serio y cada vez más amargado Salieri. Él es «el santo patrón de las mediocridades», cuya tragedia es que reconoce el genio de Mozart y sabe que nunca podrá igualarlo.
El actor Lucian Msamati asume el papel que ha sido interpretado por Paul Scofield, F. Murray Abraham e Ian McKellen.
Aclamado actor de teatro, Msamati fue el primer negro que interpretó al villano Iago en «Otelo» para la Compañía Real de Shakespeare. En la TV ha hecho de pirata en «Game of Thrones» y de mecánico de autos en «The No. 1 Ladies Detective Agency».
Los críticos han elogiado su trabajo en «Amadeus». Susannah Clapp, de The Observer, lo llamó «un maravilloso Salieri: serio, casi esculpido, uno puede sentir cómo es corroído».
Msamati, quien transmite su intensidad escénica incluso entre bambalinas, vestido con una camisa a cuadros y jeans, dice que los temas de la obra «son eternos: amor, celos, poder, traición».
Salieri ha «hecho todo bien, siguió las reglas: trabajó duro, fue casto, fue devoto, fue bueno». Y entonces fue confrontado por un talento mucho más grande que el suyo.
En la obra, ligeramente basada en hechos reales, los celos de Salieri desatan una crisis espiritual con consecuencias mortales. Msamati dice que muchos de nosotros podemos identificarnos con los sentimientos de ira y traición de Salieri.
«Nadie quiere ser Juan Bautista», dijo. «Todo el mundo quiere ser el Mesías».
La exitosa reposición de «Amadeus» es un homenaje apropiado para Shaffer, quien murió en junio a los 90 años. Pero la producción tenía grandes zapatos que llenar.
La puesta original de 1979, protagonizada por Scofield como Salieri y Simon Callow como Mozart, fue uno de los más grandes éxitos del Teatro Nacional y se presentó durante tres años en Broadway. La adaptación cinematográfica de Milos Forman de 1984 ganó ocho premios Oscar, incluyendo a mejor película.
Bajo la dirección de Michael Longhurst, la actual puesta logró cumplir las expectativas y agotó todas las entradas. Se presenta hasta el 18 de marzo, pero el Teatro Nacional anunció que volverá para otra temporada en el 2018.
Longhurst pone la música de Mozart en primer plano, con un enfoque descaradamente operático que combina actores, cantantes y músicos de la Southbank Sinfonia.
Msamati dijo que eso hizo de los ensayos una «orgía de distintas disciplinas».
«Mike no hizo distinción entre actores, cantantes y músicos», dijo. «Desde el primer día fuimos todos una compañía. Estamos contando esta historia juntos y cada uno trae sus habilidades y talentos particulares y sus perspectivas para hacer de esto lo mejor posible».
«Todos tuvimos que salirnos de nuestra zona de confort para que funcionara», agregó. «Hubo momentos en los que, desde nuestras distintas disciplinas, nos veíamos con los ojos humedecidos y la boca abierta y nos decíamos unos a otros ‘Guao»’.
¿Es posible separar a un artista de su arte?