Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Ayer fue un día especial en la lucha contra la corrupción. No empezó bien porque tal y como se advirtió aquí en La Hora, tanto de forma editorial, en columnas y en recopilaciones periodísticas, eso de que APM era un “tercero de buena fe sin probarlo”, extremo que motivó al Interventor Aizenstatd a “proponer una solución”, terminó pasando factura dado ese aliento de que no importa qué tan chueca fuera la cosa porque siempre se le encuentra arreglo, llevó a que la Municipalidad de San José, Escuintla pactara la licencia y que la Empresa Portuaria Quetzal (la que fraguó el negocio con Allan Marroquín a la cabeza), les recibiera los trabajos.

Eso significa que no importa nada de lo que hay legalmente, puesto que podrán operar y usaron ese plan B en vista que hicieron sus cálculos y se dieron cuenta que hasta en el Congreso (sí ese organismo que aglutina a varias bandas) los mandaron por un tubo con la concesión a dedo de la que Jimmy Morales se convirtió en el fulano operador del negocio.

Lo dijimos y lo repito, en el caso de TCQ hay opciones y lo que procede es que se licite internacionalmente, pero usted puede ver que esa paja que se nos dijo, que tomaba mucho tiempo, era excusa porque durante los meses en que hemos estado viendo cómo desde el Ejecutivo se maniobra el negocio, se pudieron haber preparado las bases de la licitación; recordemos que también Julio Héctor Estrada, hombre de algunos fuertes del sector privado, promovía que el nuevo puerto operara a como diera lugar.

Sostengo que como país la factura que nos pasará el antecedente que estamos dejando con el Caso TCQ será nefasto porque cualquiera que haga de las suyas alegará que sus proyectos son necesarios para la sociedad y no me extrañará que luego hasta un narcotraficante salga a decir que como él ayuda más a su comunidad que el mismo Estado, pide que no lo capturen porque actúa con toda la buena fe del mundo.

No obstante, cerró un poco mejor el día aunque le duela lo que le duela a quienes Silvia Valdés y Blanca Stalling compraron con plazas, puesto que la Corte de Constitucionalidad (esa bala perdida) ayer decidió que lo actuado en la Corte Suprema de Justicia (CSJ) fue ilegal toda vez que usaron a un suplente para elegir presidente.

Se debe hacer una nueva elección y Valdés podría optar al cargo de nuevo, pero ante todo lo que se ha dado durante su gestión en la presidencia, yo me pregunto si los magistrados de la CSJ se la jugarán de nuevo porque sobre ellos, como sobre el Congreso, los tambores de la depuración cada vez se oyen más fuertes.

Valdés defendió a capa y espada a su amiga Blanca Stalling y atacó a Maria Eugenia Morales Aceña porque ésta ha sido una piedra en el zapato respecto al actuar de la Corte. Muestra sus colores ideológicos a los que tiene derecho si fuera una ciudadana común y corriente, pero no como juez (por eso se criticó a Yasmin Barrios) y defiende a Jimmy Morales por razones que solo ella sabe.

Yo decía ayer en un Tweet que poco a poco se empieza a derrumbar el pacto de impunidad, pero que aún falta y que cualquier cambio para bien depende de una ciudadanía activa, de una sociedad que rechace la corrupción de forma pareja y no de forma selectiva. Nuestro sistema aún ofrece sostenibilidad para aquellos que se roban miles o millones.

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