Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
Indudablemente la ciudad de Guatemala y las áreas aledañas a la misma son cada día más una hecatombe en lo que a la circulación del tránsito se refiere.
Durante el mes de diciembre, en las primeras horas de la mañana y en las últimas de la tarde, cualquier persona que circula en un automóvil particular o en un taxi, debe estar preparado a pasar de dos a tres horas para llegar a su destino, aunque el mismo sea de pocos kilómetros.
Por ejemplo, la casi totalidad de la Avenida de Las Américas se ve saturada en todos sus carriles, llegar al Obelisco, a pesar de que son pocas cuadras, puede llevar una hora.
Lo mismo sucede con la Avenida La Reforma; el Bulevard Liberación es un lugar donde los automóviles circulan bumper con bumper, la Roosevelt y la Calzada Aguilar Batres son aún peor, el Periférico, la Calle Martí y prácticamente todas las arterias de ingreso y egreso hacia el Atlántico conllevan hasta tres horas de saturación del tránsito. El Bulevar los Próceres y la salida a El Salvador no se quedan atrás.
En síntesis, no importa de dónde se venga y a dónde se vaya, de las 6 de la mañana para las 9 horas es un caos que se repite de las 5 de la tarde para las 8 de la noche.
¿Qué y quiénes son, quiénes deben de enfrentar y buscar la solución del problema?
Primero las municipalidades que asumieron el control de tránsito y crearon la Policía Municipal del Tránsito. Como se dice en buen chapín, no hay elemento de dicha policía a la que su pobre mamá no sea mencionada cientos de veces, por supuesto esto no resuelve nada.
En segundo lugar, en esta responsabilidad de resolver el problema está el Congreso de la República.
Como se puede comprobar, la compraventa de automóviles en Guatemala es, según las estadísticas, 15% de automóviles nuevos y 85% de automóviles usados, muchos de los cuales se importan subvalorados, chocados y con motores totalmente gastados, provenientes especialmente de Estados Unidos a quienes les es más fácil llenarnos de chatarra que contamine nuestro ambiente que reciclar los vehículos y convertirlos en lo que son, residuos de un país desarrollado que sin importarle la ecología los manda a países subdesarrollados para que ahí continúen emitiendo gases, consumiendo mayores cantidades de combustibles y por supuesto saturando el tráfico y la atmósfera de los países que como algunos en América Latina, incluyendo Guatemala, no han prohibido la importación de vehículos usados.
Cada día que pase diciembre se repetirá en enero y febrero, por ello y ante la imposibilidad económica de crear vías rápidas y expeditas como las que se construyen en todos los países desarrollados, Guatemala debe decretar la prohibición de importación de vehículos usados.
La forma de hacerlo es llana y simple, en un primer año prohibir la importación de vehículos con más de 4 años de uso, un segundo año con más de 3 años de uso, un tercer año con más de 2 años de uso y un cuarto año con más de 1 año de uso.
Logrando así de forma paulatina pero concreta que en cuatro años no se puedan importar más automóviles usados y así lograr que ese 85% de automóviles chatarra ya no se importen más, con ello no solo se reducirá el tráfico sino se cumplirá con combatir la contaminación ambiental que tanto daño está haciendo al mundo con su efecto invernadero.
¡Guatemala es primero!