Alfonso Mata

La PDH afirma “desde el cambio de autoridades no han visto mayores cambios en respuesta a la crisis” El G4 “no ve avances en salud” Las autoridades responden que sí: avances en medidas de fortalecimiento institucional y medidas para combatir la composición a lo interno (La hora 21 y 23 de noviembre 2016)

Al leer eso, ante esas impresiones fragmentarias, uno se pregunta ¿Dónde están las evidencias de ambos? Pueden existir ambas realidades en un mismo espacio y tiempo pero esa encantadora simplicidad, necesita de demostraciones claras de hechos y actos por parte de las autoridades, pues acaso olvidan que a los dueños se les debe aclarar lo que se hace y deja de hacer ya que tratar de complacer con respuestas peregrinas y señalamientos de culpabilidad no soluciona nada.

¿Qué significa aclarar? En general, presentar ante el ciudadano una situación y soluciones a fin de poder captar, comprender y participar ante problemas que conciernen e involucran a todos. Incalculables son, no cabe duda, los problemas ocultos del MSPAS, la plétora de cosas mal hechas y la abundancia de hallazgos que deben ser medidos y divulgados, así como asimilados, por todos, a fin de mejorar una práctica de salud, que en la actualidad además de deplorable, tiene un costo social y económico, oneroso para todos.

Sabemos y vivimos una época que se hincha y crece en corrupción y mala accionar, con tal rapidez que no se ve a dónde llegará a parar. El MSPAS debe tomar con toda seriedad la acción salubrista y para ello, debe fundamentar y divulgar al igual que lo hace la ciencia, la verdad, la exactitud y la precisión de ideas, acciones e intervenciones.

Por consiguiente, no vale que ante una realidad, se nos quiera convencer al mismo tiempo de una figura oscura y otra reluciente que se nos viene a una velocidad alarmante y por mucho que se empeñe alguien en ignorar la primera y contemplar tan solo la segunda, lo cierto es que ambas están presentes neutralizándose una a otra y sin dejar avanzar. Esa confrontación interna, descansa en una suma de problemas vigentes, heredados y adquiridos y que se desarrollan ante un escenario nacional lleno de riesgos y enfermedades que paralizan el desarrollo humano, cada vez más paralizado.

La inevitable dificultad que presenta el MSPAS es la siguiente: tanto en su conjunto como en cada una de las secciones que lo componen es más rica en su accionar y atender que en los años cincuenta o sesenta, pero su planificación y operación es insuficiente, incompleta y en su actuar y accionar improductiva. Eso implica un desafío: sus métodos técnicos y económicos los ha usado para mantener una situación más o menos a la altura de la destrucción: ha avanzado en la atención, no en la prevención. Como todos los equilibrios, este está pronto a romperse y el problema es que las autoridades actuales del ministerio, no han tenido el valor moral de señalar sus verdaderas causas ante la población cuyos bienes cada día menguan más y aunque tengamos buenas estadísticas macroeconómicas, estas ocultan graves casos concretos de insuficiencias.

Las estadísticas tampoco revelan la grave crisis humana institucional. Históricamente, el MSPAS no ha sido capaz de erigirse en el gran centro del sistema nacional de salud y nadie puede corregir sin corregirse. Un sistema colonial de operar, tecnología y organización sin producir eficazmente y en medio de ello una falta de solidaridad y cumplimiento de procesos, han llevado al MSPAS a una crisis que determina diferencias de todo tipo entre sus trabajadores y sus autoridades. Si los salubristas (no solo sus dirigentes sindicales esto es otra cosa) se sienten inseguros, temerosos, explotados, mal equipados, entonces las perspectivas serán malas, porque una institución no puede funcionar eficientemente, si la lucha interna del personal es un claro, simple e intenso conflicto que sobrepasa un buen accionar.

En resumen: el MSPAS de hoy en día se enfrenta con problemas graves no solo económicos; más numerosos son sus problemas que interesan toda la naturaleza de sus hombres y mujeres, los que deben ser conocidos por la población, su verdadero patrón, en todas sus interioridades. Compromisos, convenios, deben ser públicos. Como bien decía Crane Brinton “En una democracia, las diferencias que separan a los grupos de intereses deben ser discutidas públicamente y estos grupos deben, de alguna forma reconciliarse en la acción política”.

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