Félix Loarca Guzmán
Sin duda, a los pueblos de América Latina no les espera nada bueno con el nuevo gobierno de Estados Unidos que a partir del 20 de enero encabezará el ahora Presidente electo, el republicano y magnate inmobiliario Donald Trump, quien durante su campaña electoral evidenció su postura racista y antiinmigrante.
Sus descabellados pronunciamientos presagian un futuro incierto para la región, la cual desde hace mucho tiempo es considerada despectivamente como “el patio trasero” de Estados Unidos.
Durante el anuncio de lo que serán sus primeras medidas en la fase inicial de su administración, Trump dijo que ordenará dejar sin efecto el Tratado de Libre Comercio conocido como Transpacífico y que buscará mejorar las condiciones económicas para Estados Unidos mediante la suscripción de tratados bilaterales de comercio con diversos países.
Asimismo, expuso que revisará el otorgamiento de visas a extranjeros restando oportunidades de empleo para los trabajadores norteamericanos.
Por otra parte, los pasos preliminares del Presidente electo para la integración de su Gabinete de gobierno, no dejan lugar a dudas sobre que los sectores de la extrema derecha, son los que van a dominar la estructura de poder.
En una reunión con sus seguidores, algunos de los asistentes expresaron su admiración hacia el nuevo Presidente con el saludo nazi, lo cual confirma las aspiraciones de fortalecer la hegemonía de la raza blanca en la sociedad estadounidense.
Hay que recordar que la política tradicional de Estados Unidos, ha tenido el triste mérito de sobresalir por su postura intervencionista y guerrerista en distintas partes del mundo.
El académico Angel Bravo, escribió en la revista electrónica Con Nuestra América un interesante ensayo titulado “Evo le mete los dedos en los ojos al imperio”, en el cual resalta que en las décadas anteriores, cientos de miles de hombres y mujeres en América Latina han sido perseguidos, detenidos, torturados, violados, asesinados, desaparecidos, masacrados y obligados a refugiarse por soldados y oficiales preparados en la Escuela de las Américas fundada por Estados Unidos en Panamá en 1946, y que hoy lleva el nombre de Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica con sede en Fort Benning, Georgia, desde 1984.