Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Efectivamente todos los latinoamericanos descendientes de mexicanos, cubanos, guatemaltecos y demás deben de concurrir en los próximos días del mes de noviembre a votar y elegir presidente, senadores, congresistas y gobernadores en los Estados Unidos de Norteamérica.

Votar es un derecho pero también es una obligación, para tener la autoridad moral de exigir que en Estados Unidos, país de inmigrantes de toda nacionalidad, las personas que rijan el Ejecutivo, el Senado, el Congreso y los gobiernos estatales sean los más idóneos, que busquen el bien de todos, que no se inclinen por un grupo de descendientes blancos sino se inclinen por todas y cada una de las múltiples razas y descendientes de todas las nacionalidades que conforman el pueblo norteamericano.

Las mujeres, los afroamericanos, los latinos y los descendientes de europeos y asiáticos deben saber elegir y no arrepentirse de votar por una persona que ha evidenciado con palabras y hechos lo radical, lo negativo, lo amoral que ha sido en su vida y en sus empresas, porque gallina que come huevo aunque le quemen el pico.

En conclusión a votar se ha dicho, a elegir por primera vez a una mujer presidente, a la señora Hillary Clinton que se ha dedicado en su vida adulta abogar por los niños, por las mujeres, por la salud y la educación y hoy como candidata se compromete a desconcentrar la riqueza, a impulsar que paguen más impuestos los ciudadanos que más recursos tienen, a que la clase media aumente y a que la educación universitaria sea más poderosa igual que la educación primera y secundaria y así los ciudadanos, ante todo sus hijos, tengan un mejor futuro.

Ella también se ha comprometido a que la salud se universalice y se reduzcan los abusos que existen en la prestación de servicios y cobros, a que los salarios mínimos a nivel federal aumenten, logrando con ello una redistribución obligatoria de parte de la riqueza.

A votar se ha dicho,  por congresistas que apoyen los principios y planes que propone la candidata presidencial Hillary Clinton.  Lo mismo debe de ser el voto para los diputados, logrando y respetando la división de poderes pero coincidiendo en el bien común, que se reduzca la pobreza y aumente la clase media a través de la redistribución de la riqueza vía salarios y vía menos impuestos para la mayoría.

Estados Unidos tiene que ser gobernado por personas políticamente preparadas y no por individuos que pregonan el odio, la discriminación racial y el irrespeto a la mujer.
En la democracia más antigua del mundo no puede haber un retroceso como lo que habría si se elige al candidato que ganó la convención republicana y que incluso propicia el divisionismo dentro de su propio partido, personaje que con solo verlo se comprende que no le importa el bien común sino solo le preocupa su gran ego.
Por todas las razones expuestas, toda persona con derecho a voto debe de ejercerlo de lo contrario no solo está renunciando a su derecho sino también está incurriendo en la irresponsabilidad de no votar y por consiguiente poniendo en peligro a su país, a su familia e incluso a los países donde nacieron sus padres, y abuelos que inmigraron buscando la oportunidad de una mejor vida para ellos, sus hijos y descendientes.

¡Guatemala es primero!

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