REDACCIÓN LA HORA
HUNTINGTON STATION / DPA
Era una imagen típica de la vida suburbana, pero algo especial para Briseida Flores, quien estuvo separada de su hijo casi toda la vida del pequeño, hasta que lo hizo llevar, en mayo desde el departamento de San Miguel, en El Salvador, a México y luego cruzar el río Bravo en las espaldas de un coyote.
«Decidí traerlo porque me hacía mucha falta», dijo Flores, quien tiene residencia legal en Estados Unidos. La mujer ahorró 2 mil 800 dólares limpiando casas y trabajando en una fábrica de bolsos en Huntington e hizo arreglos para que un primo distante llevase al niño a México y se lo entregase al coyote.
«Le pedía a Dios todos los días, le decía ‘mi hijo está en tus manos»’, comentó Flores.
Kevin, no obstante, podría ser enviado de vuelta El Salvador. Es uno de aproximadamente 57 mil menores que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos sin sus padres desde octubre del año pasado, procedentes de América Central. De ellos, 4 mil 244 terminaron radicados en Nueva York, el estado que más niños migrantes ha recibido después de Texas. Su destino queda en manos del Tribunal de Inmigración de la ciudad de Nueva York, que en la actualidad enfrenta una enorme acumulación de casos, al punto que hasta las autoridades municipales han pedido a abogados que donen su tiempo para ayudar a los menores a navegar el proceso judicial.
Kevin vive en una vieja y descuidada casa estilo colonial de dos pisos, con cuatro pequeños departamentos alquilados todos por familias de inmigrantes de distintos países centroamericanos. Allí también viven otros tres menores que llegaron en circunstancias parecidas: Yennifer Licona, hondureña de 13 años, y las hermanitas nicaragüenses María, de nueve, y Jolleth, de ocho. Todas cruzaron la frontera ilegalmente el año pasado para reunirse con sus familias.
«Tuvimos que enviar por nuestros hijos porque estaban sufriendo allí», sostuvo la madre de Yennifer, Paola Flores, de 35 años, quien cruzó la frontera ilegalmente en el 2004 y fue arrestada, pero no se presentó a una citación judicial para evitar ser deportada. «Hay muchos problemas con las pandillas y la delincuencia en San Pedro», agregó, aludiendo a San Pedro Sula, la segunda ciudad más grande de Honduras, que está desbordada por las pandillas.
No es inusual que los centroamericanos dejen a sus hijos pequeños en sus países y vengan a trabajar a Estados Unidos. Generalmente llegan a sitios donde tienen familiares y destinan buena parte del dinero que ganan a la manutención de sus hijos y sus padres envejecidos. Según los últimos datos del censo, el estado de Nueva York cuenta con casi 532 mil inmigrantes nacidos en Centroamérica.
Cuando Tania Meza y su esposo dejaron a María y a Jolleth en Nicaragua hace siete años, ella cruzó la frontera con una Biblia en la que tenía las fotos de sus hijos. Dijo que las niñas sufrieron mucho cuando su abuelita se enfermó y ya no pudo cuidarlas.
Le tomó seis meses ahorrar los 11 mil dólares que necesitaba para pagarle a los coyotes. Los ahorró a escondidas, porque su esposo no quería que las niñas hiciesen un cruce tan peligroso. Pero finalmente la familia se reunió en junio del 2013.
El cruce de la frontera, no obstante, es apenas el principio de un proceso lleno de obstáculos. Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos, 54 mil 677 menores detenidos en la frontera fueron entregados a familiares o patrocinadores que se hacen responsables de ellos desde comienzos del año. Por ley, los niños detenidos tras cruzar la frontera solos deben presentarse a una vista judicial en un plazo de 21 días luego de ser identificados por las autoridades.
«No sé cómo terminará esto. Ya fuimos a tres vistas y siguen prolongando las cosas», dijo Meza en español. «Sería complicado volver a Nicaragua. No podríamos sobrevivir allí».
Meza y Paola Flores afirmaron que si sus hijas son deportadas, ellas también se vuelven a sus países.
Neena Dutta, abogada de inmigración y presidenta de la oficina de Nueva York de la Asociación Nacional de Abogados de Inmigración, expresó que, dado que los menores que cruzan la frontera ilegalmente casi siempre le huyen a la violencia y la delincuencia, la mayoría pueden recibir ayuda e incluso quedarse.
«Están desesperados por sus vidas. Nadie atraviesa el desierto caminando simplemente porque quieren ir a un sitio nuevo», afirmó.
La próxima vista judicial de Yennifer es en noviembre. Las hermanitas Ruiz deben presentarse a una en diciembre.
«Confío plenamente en Dios», indicó Meza. «Si quiere que nos quedemos, nos quedamos. Si quiere que nos vayamos, nos iremos».
VISITA A FRONTERA
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) anunció que visitará a fines de mes la frontera sur de Estados Unidos, preocupada por la situación de los derechos humanos de los niños indocumentados no acompañados y familias que viajan con menores.
La visita tiene como objetivo «monitorear la situación de derechos humanos de los niños no acompañados y familias que han atravesado la frontera sur de los Estados Unidos, en especial en lo que se refiere a su captura, detención migratoria por largos periodos de tiempo, procedimientos migratorios, además de deportaciones», indicó. La mayoría de ellos procede de Centroamérica y México.
Durante su visita, la delegación de la CIDH tiene previsto reunirse con autoridades federales estadounidenses, niñas y adultos migrantes y refugiados detenidos en la frontera, así como representantes de organizaciones de la sociedad civil, tanto en McAllen como en San Antonio (Texas).
La CIDH también visitará centros de detención migratoria y albergues para migrantes gestionados por organizaciones de la sociedad civil, precisó la Comisión a través de un comunicado.
La Comisión de Derechos Humanos recordó que la mayoría de estos niños y familias que viajan con menores huyen «de diversas formas de violencia en países como el Triángulo Norte de Centroamérica -El Salvador, Guatemala y Honduras- y México».
La llegada masiva de niños indocumentados no acompañados y familias con niños a la frontera sur de Estados Unidos, sobre todo al área del Valle del Río Grande, ha provocado una crisis humanitaria en la frontera.
Según datos del gobierno estadounidense, en lo que va de año fiscal 2014 (que termina a finales de septiembre), la patrulla fronteriza detuvo a 66 mil 127 menores no acompañados en la frontera sur, un 88 por ciento más que en el año fiscal 2013, cuando fueron detenidos 35 mil 209 niños que viajaban sin sus padres o tutores.
En el mismo periodo, la patrulla fronteriza detuvo a 66 mil 142 unidades familiares, lo que supone un incremento del 412 por ciento con respecto al año fiscal 2013, en el que fueron detenidas 12 mil 908 unidades familiares.
La CIDH es un órgano autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que tiene como mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región.
Marco Rubio pide ahora seguridad fronteriza
Por MICHAEL J. MISHAK
MIAMI / Agencia AP
Hace dos años, la activista de inmigración Gaby Pacheco recibió una llamada telefónica de Marco Rubio. El senador republicano por Florida quería consejos para desarrollar un plan para ayudar a «dreamers», como ella: inmigrantes traídos a Estados Unidos de niños.
Ahora, Pacheco está atónita de que Rubio haya adoptado una postura más dura contra la inmigración. El aspirante a la candidatura presidencial republicana en 2016 ha abandonado la radical propuesta de reforma de inmigración que había ayudado a redactar y ahora pide el fin del programa del presidente Barack Obama que deja que Pacheco se quede en Estados Unidos.
«Es otro Marco Rubio a que no conozco», dijo. Pacheco.
Luego que el senador viese caer su posición entre los conservadores que rechazaron su defensa de inmigrantes, Rubio se ha concentrado ahora en la seguridad fronteriza, más en línea con activistas republicanos que ejercen gran influencia en la selección del nominado del partido a la Casa Blanca.
El mes pasado, Rubio llamó a Obama a no tomar medidas que protegiesen a millones de personas que ingresaron ilegalmente al país. El Congreso, dijo Rubio, debería primero «conseguir progresos reales en frenar el flujo de inmigración ilegal».
Los asistentes de Rubio dicen que el senador siempre ha resaltado la seguridad fronteriza y que él insistió en medidas de vigilancia más severas como condición para su apoyo en el Senado el año pasado, pero activistas de inmigración dicen que al enfatizar solamente la seguridad fronteriza, Rubio efectivamente ha cambiado de bando en un debate agitado.
El cambio se produce cuando rivales potenciales en 2016 —como los senadores Ted Cruz y Rand Paul, que votaron contra la reforma que Rubio ayudó a preparar— mantienen posturas intransigentes en inmigración.
Rubio ha comenzado visitando Carolina del Sur y Iowa, dos estados de votación temprana en las primarias y donde la inmigración es un tema crucial para los aspirantes republicanos.
Rubio fue el único candidato potencial del partido que participó en la elaboración de la propuesta de reforma de inmigración, que buscaba fortalecer la seguridad fronteriza, pero al mismo tiempo ofreciendo una vía a la naturalización para muchos de los 11.5 millones de inmigrantes que residen ilegalmente en Estados Unidos.
Ahora, en un indicio de cuánto ha cambiado el clima político, el comité del partido que trabaja para elegir republicanos al Senado está usando esa propuesta de ley, que tiene el apoyo de más de una decena de republicanos, en anuncios en los que ataca a los demócratas como pro «amnistía».
La propuesta sigue siendo un asunto contencioso entre la base republicana y la popularidad de Rubio se ha desplomado, según las encuestas.
Sin embargo, Rubio se ganó el aplauso de los conservadores en Carolina del Sur el mes pasado, cuando fustigó a activistas de inmigración por interrumpir su discurso en un acto republicano de recaudación de fondos. «Ustedes están dañando su propia causa», dijo a los activistas, que se identificaron como inmigrantes que llegaron al país ilegalmente de niños. «Ustedes no tienen derecho a inmigrar ilegalmente a Estados Unidos».
En una serie de presentaciones en Fox News y en la radio conservadora, Rubio ha adoptado llamados republicanos a fortalecer la seguridad y desplegar la Guardia Nacional en la zona fronteriza con México en respuesta al arribo de decenas de miles de centroamericanos.
En una gira reciente por el centro de Florida —una zona electoral importante y con una población hispana creciente— Rubio dijo a reporteros en inglés y en español que su énfasis en la seguridad fronteriza es un reconocimiento de que los conservadores en la Cámara de Representantes no apoyan una reforma amplia de la inmigración.
«Los votos no existen. Vamos a tener que lidiar primero con la seguridad fronteriza. De lo contrario, vamos a seguir golpeándonos la cabeza contra un muro durante otra década, sin cambios ni progresos».