Jesús Alvizures
Chus.Alvizures@gmail.com

Aun digan lo que digan los detractores de los gobiernos del General Jorge Ubico y el Coronel Enrique Peralta Azurdia, estos gobernaron la nación con los pantalones bien puestos combatiendo los desvíos en que incurre parte de una sociedad corrompida que ha perdido el camino del amor.

Veamos la embestida desatada en contra de pilotos de buses y taxistas, estos que mueren y dejan mujer e hijos en la orfandad, muchas veces deambulando e implorando la caridad pública.

Y ahora nos viene una nueva ola de maldad, el desalmado asesinato de indigentes que ningún delito cometen con pedir para poder subsistir, esto se da porque los gobiernos que se han sucedido jamás han pensado en estos jóvenes y niños desposeídos que nacen y crecen sin ninguna dirección, sin ninguna instrucción; aún este renglón está tipificado en la Constitución de la República.

Los agresores homicidas deben ser capturados por las fuerzas combinadas y aplicarles todo el rigor de la Ley, aun estos se apeguen a los Derechos Humanos cuando se ven tras las rejas; los Derechos Humanos no deben defender a personas que causan luto y dolor al pueblo; el derecho a la vida tiene que ser protegido por el Estado y no soslayar su responsabilidad.

Ahora que funciona la Fiscalía de Extinción de Dominio, ese dinero y bienes deben ser invertidos por el Gobierno en salvar a nuestras juventudes creando albergues de estudio y capacitación laboral en los inmuebles incautados y extinguidos. Urgente es una reinserción a la sociedad de niños que duermen en la calle sin un mañana, sin un futuro. Alguien dijo que si se capacita al niño no se castiga al hombre.

El Estado cuenta con bienes, fincas donde se pueden hacer galeras con cuartos para dormitorio y áreas de enseñanza de diferentes oficios, áreas para siembras de alimentación, áreas recreativas y una pequeña escuela de primera enseñanza. Hay países que prestarían su concurso para hacer realidad este anhelo que los gobiernos pasados ignoraron.

Se habla, en medio de tantos males que atacan a la nación, de incrementar los impuestos o acomodarlos para conveniencias estatales que darán lugar a seguir en el camino oscuro de la corrupción. No, ya no queremos más de lo mismo, hay que detener el tren de la impunidad. Ya es tiempo de que se entienda la lección en referencia a la Ley.

Que Dios, Espíritu viviente nos libre de la peste de la maldad, esa que se gesta en el pensamiento del humano para causar daños irreparables al pueblo.

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