Berlín
DPA
Activistas de ultraderecha ocuparon hoy la emblemática Puerta de Brandemburgo en Berlín para protestar contra la presunta «islamización» de Alemania y la política de apertura a la inmigración de la canciller Angela Merkel.
Unas quince personas se encaramaron al monumento en el corazón histórico de Berlín y algunas llegaron hasta la famosa cuadriga, el carro triunfal tirado por cuatro caballos, donde desplegaron carteles con la consigna de «Fronteras Seguras – Futuro Seguro», dijo una portavoz policial.
El «Movimiento Identitario», una agrupación derechista vigilada por el servicio de inteligencia alemán, reivindicó la ocupación en carteles y panfletos en los que criticó la presunta islamización de Alemania.
Pasada aproximadamente una hora, los activistas bajaron por orden de la policía. De manera espontánea se formó una contraprotesta en la vecina Plaza de París al grito de «Nazis fuera».
Según el relato de testigos, la Puerta de Brandemburgo fue acordonada temporalmente por los agentes policiales. No se practicaron detenciones pero fueron tomados los datos de los manifestantes, dijo la portavoz. Se abrirán diligencias por varios delitos.
El grupo derechista explicó en su página en la red social Facebook que había decidido realizar la protesta coincidiendo con la jornada de puertas abiertas que celebra hoy el Gobierno alemán en Berlín y que en esta edición está dedicada a la temática de la migración y la integración.
El «Movimiento Identitario» comunicó que su objetivo era el de «lanzar una señal clara contra la política errada del Gobierno, que sigue violando las leyes vigentes y ha fracaso por completo en la crisis migratoria».
El «Movimiento Identitario» es una corriente de extrema derecha con raíces en Francia. En Alemania surgió en 2012 con un grupo en Facebook.
Los «identitarios» se oponen a la «extranjerización, la inmigración masiva y la islamización» y se dirigen especialmente a la gente joven. Comenzaron a militar en Internet, pero han multiplicado sus manifestaciones en la calle.
El alcalde de Berlín, Michael Müller, condenó el hecho en duros términos. «Es sencillamente repugnante que enemigos de la democracia intenten con estas acciones de apropiarse de este símbolo que ha pasado a representar a una Alemania democrática, pacífica y abierta al mundo», reza un comunicado.