Francisco Cáceres Barrios
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No es el momento ideal para escribir sobre los nuevos impuestos en Guatemala desconociendo la propuesta formal del Organismo Ejecutivo al Congreso pero, causó tanto desasosiego la simple posibilidad, que es conveniente hacer notar el mal resultado de la descabellada idea, a pesar que para algunos funcionarios del actual gobierno la consideran «oportuna», olvidándose que pasados los primeros seis meses de su gestión, todavía no existe un solo ciudadano que sepa a ciencia cierta hacia dónde se dirige, quién está detrás del timón y cuándo va a empezar la tarea de conducir la nave hacia puerto seguro. Por ello, aparte del engaño electoral, existen muchas dudas al respecto: ¿buscan más recaudación cuando la SAT insiste en haber sobrepasado las metas y que apretando tuercas se alcanzará el objetivo anual? ¿Quién les entiende? ¿Por qué seguir con aumentar impuestos cuando nadie en el país ignora que la corrupción sigue estando presente en la gran mayoría de dependencias públicas como en los tres organismos del Estado?
Las pruebas que el Estado ha sido un pésimo administrador de los recursos públicos no solo han quedado a la vista desde la caída de Pérez Molina y Baldetti, sino basta comprobar que los ingresos percibidos del 2005, cuando fue decretada la última escalada de impuestos, para el año 2014, la recaudación se incrementó más del doble pero también los egresos, subiendo casi en la misma proporción. Y ¿no está a la vista de todo el mundo que los servicios, que gorda obligación tiene el Estado de prestar, en materia de salud, educación, seguridad e infraestructura son también el doble de calamitosos? ¿No es verdad que estamos en las cuatro esquinas y que por más que nos restreguemos los ojos no vemos ningún prometedor porvenir?
Creo que el actual gobierno está a tiempo de rectificar, ¿por qué no empezaron por reducir drásticamente los gastos superfluos o innecesarios en la administración pública? ¿Por qué resistirse a realizar de inmediato un profundo análisis para reducir la inmensa burocracia que nos ahoga, la que no solo consume un inmenso porcentaje de los gastos de funcionamiento, sino reduce cada día más los gastos de inversión para lograr mayor rendimiento y eficacia? Algo importante de tener en cuenta es que quienes han movido las pitas detrás de bambalinas para incrementar los actuales impuestos han dejado de lado los de importación, muy valiosos cuando se quieren aumentar los ingresos tributarios pero se siguen perdiendo con un descarado contrabando por todas partes y finalmente, la pregunta del millón: ¿nadie se ha dado cuenta que nuestra gente está a punto de explotar o eso es lo que andan buscando?