Eduardo Blandón
El CACIF vuelve a la carga contra cualquier intento que modifique la estructura impositiva del país. Repite las andanadas de siempre: “ya pagamos mucho”, “no podemos con más”, “antes de subir los impuestos debe considerarse la calidad del gasto público”, “así espantaremos la inversión extranjera”, “son políticas económicas antipobres”…
La mayor parte de argumentos son patrañas de tamaño catedralicio. Observemos, por ejemplo, eso de “ya pagamos mucho”. En primer lugar, no está demostrado que ni siquiera paguen. Prueba de ello fueron los Q45 millones de quetzales que la SAT obligó a pagar a Carlos Enrique Monteros Castillo, presidente y representante legal del hotel Camino Real, por defraudación tributaria.
O sea, estimados asociados del CACIF, en primer lugar paguen impuestos. Quizá piensen ahora que lo del Hotel Camino Real sea un caso aislado que no se puede generalizar. ¡Pamplinas! Prensa Libre reportó el 12 de julio del presente año que la corporación era la sexta empresa –en menos de 60 días- que regularizaba su situación fiscal ante la SAT.
“Ya pagamos mucho”, dicen, y se comparan orondos con los pequeños comerciantes de las villas, los profesores y las secretarias. A los sufrientes se les olvida el privilegio de la explotación de los recursos que en ocasiones dilapidan por descerebrados e incompetentes. Y, claro, si son ellos quienes más acceden a los bienes del país, por justicia es necesario que sean los que más paguen.
“No podemos con más impuestos”, lloriquean. Frente a esa pena, valdría la aplicación de lo que ellos estudian en sus universidades: “Si no pueden competir en el mercado, dedíquense a otra cosa”. Cierren sus fábricas y declárense en quiebra. Sean consecuentes con las santas leyes del mercado y actúen con un mínimo de ética.
Los corifeos critican en los medios escritos que la primera ocurrencia de un nuevo gobierno es pedir una reforma tributaria. Cierto. Hay una reiteración producto de un acuerdo imposible con una asociación esclerotizada y acostumbrada a servirse del Estado. Esa situación debe terminar para evitar los escamoteos que ya son de antaño en nuestro país.