Por Junio Jocol

Como algunos de ustedes paisanos sabrán, ando por segunda vez visitando Colombia, el año pasado me vine a pata recorriendo toda Centroamérica y al estar acá me invitaron a ser “ave rara”, esa fue la excusa perfecta para regresar a Chapinlandia y quedarme por allá unos meses. Esta vez con el boleto de avión que compré en oferta (240 dólares ida y vuelta) pegué el salto hasta Medellín y después de unas cortas vacaciones en la costa colombiana, me quedé “amañado” en el oriente antioqueño, en esta tierra paisa de arepa, de tinto, de pasarlo bueno, de chorro y de gente que se apega estrictamente a la fama que se han ganado a pulso, “los y las paisas son amables, hospitalarios, generosos, parranderos, alegres (aun cuando estén tristes), dicharacheros, trabajadores muy cultos, negociadores, exagerados, coquetos, orgullosos, apasionados con el futbol, los caballos, la poesía, la música y con su tierra”.

Este viaje a Colombia o mejor dicho el oriente de Antioquía, ha sido más que generoso conmigo, recorrí varios municipios, entre ellos: Guatapé, El Peñol, Marinilla, El Carmen, Santuario, Rionegro, La Ceja; toqué en todos ellos, conocí artistas y sus esfuerzos colectivos, sus espacios culturales, sus “parches” y en todos me recibieron como buenos anfitriones y amigos que son, me dieron de comer, nunca faltó “chorro”, me dieron donde dormir, recibieron con cariño mis canciones, algunos músicos me acompañaron y hasta resulté grabando un disco con un grupo que formamos en El Peñol. (Muy pronto “LA CHUMACERA EXPIRIENS” llegará a sus oídos)

¿Quiénes son los paisas?

Pues no tengo el derecho de meterme a describir una cultura o un territorio tan grande y colorido, pero puedo contar lo que estos ojos torcidos han tenido la suerte de presenciar, para empezar lo que el mundo ya sabe: las mujeres paisas tienen la fama de ser las más bonitas de Colombia, las colombianas tienen la fama se ser las más hermosas de Latinoamérica y las latinas tienen la fama de ser las más bellas del mundo, etc. etc. Qué les puedo decir, con los meses uno se acostumbra, pero al principio da dolor de cuello, las paisas son muy bonitas, tienen un acento cariñoso y coqueto con el que fácilmente se enamora uno, sonrientes y platicadoras, esta tierra tiene según yo, la fortuna de tener una mezcla de razas que es más que bonita, caras redondas y rasgos indígenas españolizados, piel clara europea, pelo liso y largo. “Mucho cuidado que las paisas son brujas y más de uno ha caído embrujado por acá”, me han dicho varias veces.

El territorio es verde por todos lados, con una fuerte orientación a la agricultura y la ganadería, me cuentan que Antioquía es el departamento con más recursos del país, Medellín (la segunda ciudad en importancia del país) es la capital de Antioquía y es famosa por haber sido el centro de operaciones de Pablo Escobar; en donde se desarrolló toda su historia. A pesar de la violencia de aquellos años la ciudad ha surgido de las cenizas y es en la actualidad una de las ciudades más modernas del mundo, con un increíble sistema de transporte que incluye: metro, metroplus, metrocable y tranvías, la ciudad de Medellín es ordenada, limpia y pujante, aunque la gente de oriente la considera peligrosa y caótica, pero es que como no lo harían si el oriente es lugar de campos verdes donde no hay ruido, donde todo el mundo convive cerca de charcos (ríos y cascadas) y donde la vida baja de revoluciones.

Tanto Medellín como Antioquía sorprenden por la sensación de paz que se respira en sus ambientes, es increíble pensar que uno está parado en lugares donde hace apenas 15 o 20 años, corrían ríos de sangre, explotaban carros bomba, donde la gente no se atrevía a salir de sus casas después de las seis de la tarde (eso me lo cuentan muchas personas que vivieron y crecieron en estos lugares, todos tienen amigos o familiares que murieron en esas épocas).

Me cuentan, además, que este territorio fue azotado duramente por la guerra, asesinaron muchos campesinos por darle agua o comida a guerrilleros o a paramilitares, no se podía estar bien con un grupo ni con el otro, aparte estaban los narcos, en fin fueron años oscuros a los que ahora llaman “el tiempo de la violencia”.

Hoy en día la situación es otra, se nota a simple vista que han invertido mucho dinero en educación, deporte y cultura, a pesar de que aún los artistas y colectivos se quejan de muchas cosas, es obvio como la infraestructura de estos pueblos sería la envidia en capitales de países como el nuestro. Cada municipio tiene su casa de la cultura, sus complejos deportivos y parques educativos, imagínese usted paisano municipios de 5 a 30 mil habitantes que tienen piscina, gimnasio municipal, canchas de futbol, básquet, vóley, pista de bicicrós, pista de patinaje, pista para patinetos, etc., etc., además de eso bibliotecas con internet gratuito y uso de computadoras, en las casas de la Cultura se imparten clases de pintura, música, teatro, etc.

Los artistas se organizan en corporaciones culturales que es una figura que les permite crear especies de pequeñas oenegés sin fines de lucro, pero que les dan personería jurídica y la institucionalidad para gestionar fondos públicos o acceso a programas gubernamentales. Me pareció increíble el conocer a casi diez ganadores en distintos municipios del premio “Estímulo al talento creativo”, un concurso en el que los artistas o colectivos participan y que otorga año con año 15 millones de pesos (aproximadamente 5 mil dólares) a cada proyecto ganador para realizar cosas como, grabar un disco, publicar libros, montar exposiciones, etc.

En fin, Antioquía es como un rayito de esperanza que hace pensar que las cosas pueden llegar a cambiarse, eso sí, tengo que resaltar el nivel de compromiso, no solo talento sino lo dedicados que son los artistas antioqueños, abunda el talento, la pasión y la entrega, además, saben trabajar en colectivos, son como ellos dicen “Unos tesos”.

En todo el oriente la vida pasa despacio, se “pasa bueno”, les encanta el “chorro”, aquí se toma guaro (aguardiente antioqueño), ron Medellín, y la cerveza sirve de pasante. Ya si usted es alcohólico de mayor calibre se atreverá a entrarle al niquelado del Peñol, a la tapetuza de Guarne, al guayacán de Valde, o a la chicha e incluso el LGB de los punkeros, todo bajo su cuenta y riesgo, porque hay quienes cuentan que hasta ciego puede quedar uno.

La vida es muy barata, usted puede conseguir un tinto (cafecito) en un restaurante frente al parque al aire libre por 500 pesos o sea 15 centavos de dólar (¡increíble verdad!), así que los paisas se la pasan tomando tinto y el parche a veces es tomarse 5 o 6 tintos o aromáticas (té) en distintos lugares. La cerveza en los bares cuesta 2000 pesos, 3000 como mucho si usted es de paladar más fino y pide Club Colombia, o sea 1 dólar por cerveza en bares o discotecas, aquí la gente regularmente toma en cualquier bar y la diferencia de precio de tomar licor en un bar o restaurante y la tienda es mínima, entonces no se lo piensan tanto y visitan frecuentemente estos lugares, no puedo dejar pasar en este punto que en Guatemala el excesivo precio del licor en los bares se utiliza como un filtro social que aborrezco con el corazón.

En cuanto a la comida no hay mucha variedad, pero cabe mencionar el mondongo como un plato que tiene bien merecida su fama internacional, la cazuela de frijol, el sancocho que acompaña las borracheras o mejor dicho los guayabos (o sea nuestras gomas), los chorizos caseros que son muy buenos, los tamales de tres carnes, y las famosas arepas, que no son más que tortillas de maíz, que recalentadas son infaltables en la dieta Paisa.

Así que si usted paisano o paisana tiene la oportunidad de ir a Colombia no lo piense y dese una vuelta por el oriente antioqueño, “HÁGALE PARCERO”, no se va a arrepentir lo va a “PASAR MUY BUENO”, el “PARCHE” con los paisas es “UNA CHIMBA”, la única “GONORREA” es tener que irse, “BIEN PUEDA”, visítelos y dígales de mi parte “MI DIOS LES PAGUE”, ¡Que viva Colombia! “SISAZ PARCE”.

Junio Jocol (Guatemala, 1975) Cantor mochilero, su objetivo es recorrer el mundo entero y compartir lo vivido en canciones, videos, textos. Borrar las fronteras viajando y encontrar insectopia.

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