Berlín
Agencia/dpa

El argentino israelí Daniel Barenboim ultima su academia en Berlín en la que pronto jóvenes músicos árabes e israelíes podrán estudiar juntos en lo que es visto por el prestigioso director de orquesta y pianista como «experimentar la utopía».

En la Academia Barenboim-Said serán formados lejos de la guerra y las crisis como «embajadores de la paz», comentó hoy Barenboim durante una visita a las obras de la academia ubicada en un edificio anexo al de la Ópera Estatal de Berlín (Staatsoper Unter den Linden) de la que es director.

La escuela, en el centro de la capital alemana, eleva a una nueva dimensión la idea de la música como vehículo de entendimiento que Barenboim ya proyectó al mundo con su orquesta West Eastern Divan, cofundada con el ya fallecido intelectual palestino-estadounidense Edward Said.

En un mundo ideal la academia estaría en el Cercano Oriente. La vida de las personas allí sigue aún marcada por el sufrimiento y la injusticia, indicó.

La ocupación de Palestina a manos de Israel no ha aportado nada a nadie, señaló Barenboim, crítico con la política del Gobierno israelí. La academia es el intento de establecer la paz a través de la música, agregó.

El Estado se encarga del coste de funcionamiento del proyecto y el Ministerio de Exteriores de las becas. Alemania quiere contribuir así al proceso de paz en Cercano Oriente, explicó la secretaria de Cultura alemana, Monika Grütters.

En la segunda mitad de este año comenzarán los cursos para los primeros 30 estudiantes. A partir de 2018/2019 habrá hasta 90 estudiantes en la escuela de música. Los alumnos serán acogidos en periodos de cuatro años para estudiar un instrumento, pero también música o filosofía.

El edificio con 21 salas de ensayo y un auditorio para 622 espectadores fue diseñado por el prestigioso arquitecto estadounidense Frank Gehry.

Para los costes de funcionamiento la academia recibirá a partir de 2017 en un primer lugar 5.5 millones de euros al año (6.07 millones de dólares) y a partir de 2019 esta cantidad se incrementará hasta los siete millones de euros anuales.

El proyecto tiene un costo de 33.7 millones de euros, de los que el Estado alemán aportará unos 20 millones. El resto será financiado por donantes privados.

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