Hay quienes piden que se respete un proceso que se hizo, porque creen que la ciudadanía no se da cuenta que lo que hubo fue una descarada manipulación de lo que era el sentido original de la ley de Comisiones de Postulación.

Hace unas semanas era el debate de la continuidad de la CICIG o enfrentar el fin de su mandato; pocos días después fue el evidente pacto entre comisionados y sectores de manipulación del sector justicia que buscan mantener redes de impunidad; continuó con un movimiento de jueces pidiendo retraer el proceso completo y, finalmente, estamos hoy ante una muy peligrosa forma de actuar por una Corte de Constitucionalidad que, dicho sea de paso, fue electa en un proceso con igual manoseo durante el gobierno de Álvaro Colom.

Pero urge que se recuerde que estamos en medio de todo ese proceso, porque dejar de ejercer presión para una pronta y responsable resolución o simplemente quedarse a la espera de que se vuelva a meter el mismo listado manipulado al Congreso para la elección de los pactados, sería aún peor para los guatemaltecos.

Si la ciudadanía en general no quiere hacer memoria sobre los momentos críticos que hemos pasado las últimas semanas, no podrá encarar con compromiso y responsabilidad los momentos de importancia que se nos vienen. Y toda esta coyuntura no puede ser evaluada simplemente sobre quien gana o pierde en estos días porque lo evidente es que se necesita hacer algo que a la larga otorgue mejores condiciones y oportunidades a los ciudadanos igual para el mediano y largo plazo.

Lo que es cierto e innegable es que las instituciones en el país están totalmente debilitadas y sin credibilidad. El proceso para hacer la reconstrucción institucional es complicado y tiene que hacerse con firmeza, pero entendiendo que no es en un día que se logrará el objetivo de establecer, finalmente, el imperio de la ley.

Y es que esa es la gran diferencia que tenemos en Guatemala. Mientras muchos creen que por tener las leyes vivimos en una estructura formal de Estado, no quieren entender que la importancia está la obligación de cumplir con esa ley porque solo tenerla no nos sirve de nada. La justicia necesita de la ley, pero la ley necesita ser imperiosa. Si no se impone, nos condena a todos a la impunidad.

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