La escritora estadounidense Louise Hay mencionó que, “si aceptas una creencia limitante, se convertirá en una verdad para tu vida”, y aunque conforme vamos creciendo y madurando, aprendemos y generamos nuevos pensamientos y opiniones, también es cierto que muchas de las cosas que solemos creer desde pequeños se quedan con nosotros por el resto de nuestra vida.
De esto surgen las creencias limitantes, el Instituto de Programación Neurolingüística de Uruguay (IPNL) define este concepto como “percepciones o generalizaciones de la realidad que nos impiden crecer y desarrollarnos como personas. Son ideas, opiniones o pensamientos negativos que consideramos como ciertos, sin que lo sean, y tienen una influencia condicionante en nuestra vida, ya que limitan nuestro potencial y logro de resultados”.
¿DÓNDE SE ORIGINAN LAS CREENCIAS LIMITANTES?
La entidad explica que estas ideas se graban de forma automática en nuestro subconsciente, especialmente durante nuestro proceso de socialización, es decir, antes de los siete años.
“En este período al no intervenir la mente consciente y racional, todo lo que vemos y escuchamos, lo grabamos y archivamos directamente, sin cuestionarlo”, añaden.
Por lo que este tipo de creencias se forman entonces durante esos años, y se quedan arraigadas a nosotros conforme vamos creciendo, vamos pensando que “no podemos” realizar tal cosa y escuchar frases muy comunes como: “No puedo hacer eso…”, “no soy buena para…”, “no tengo edad para…”.