El profesor Ludwing Alberto Vásquez Gálvez ejerce la docencia desde hace 15 años en su natal Huehuetenango y en su caso, la conectividad ha sido un aliado para incorporar la tecnología en la enseñanza. Por tal razón, es uno de los 16 maestros reconocidos por la Red Latinoamericana por la Educación (Reduca) en un concurso anual orientado a reconocer a los docentes innovadores de la región.
El profe Ludwing, como le conocen sus alumnos, creó una aplicación para la enseñanza de las matemáticas a través de dispositivos móviles: “Mate exprésate, edúcate, esfuérzate”, fue la manera con la que incursionó gracias a un proyecto universitario que implementó en 2019. Durante la pandemia, sirvió para que sus alumnos no se quedaran rezagados en los contenidos, o como dice el dicho “no les agarrara con el dedo en la puerta”.
En 2020 fue seleccionado en la categoría “Proyecto” del galardón Maestro 100 puntos de Empresarios por la Educación. Esta aplicación diseñada para dispositivos Android, le permitió desarrollar el pensamiento lógico de sus alumnos de 6to grado durante la pandemia. No solamente en las matemáticas, sino en otros contenidos, por medio de blogs dentro de la misma aplicación.
Próximos a celebrar este 25 de junio el Día del Maestro, Vásquez comenta los avatares en el camino de la enseñanza.
APRENDER JUGANDO
“Esta hermosa profesión”, como la llama el maestro Vásquez Gálvez la lleva en el corazón desde que tenía 18 años. Actualmente imparte clases en la Escuela Oficial Rural Mixta Adrián Recinos, en la aldea Chimusinique, zona 12 de Huehuetenango. Allí comparte con 21 docentes, la enseñanza para un promedio de 510 estudiantes en los niveles de preprimaria y primaria.
En mayo de 2019, desarrolló esta aplicación como parte del proyecto final para graduarse de licenciado en educación. Cuenta que la puso en marcha a inicios de 2020, lo que le permitió afianzar detalles. Así que cuando comenzó la pandemia, el grupo pudo continuar estudiando en forma virtual o con las guías de trabajo desde casa.
Explica que parte del logro se debe a que la escuela se ubica a 8 kilómetros de la cabecera municipal. Aunque es rural, dispone de cobertura de telefonía e Internet. Antes de comenzar el proyecto, hizo un diagnóstico con sus alumnos, entonces de 5to primaria, para conocer quiénes tenían teléfono propio. Resultó que la mayoría.
Una de las ventajas, afirma, es que en la escuela los niños no padecen de desnutrición, aunque sí viven en situación de pobreza. Ciertamente, no todos tienen dispositivos, pero resolvió por medio de guías impresas que trasladaban a los padres de familia, además de aclarar las dudas de contenidos en los días asignados. Además, esta escuela sí recibió libros de texto del Ministerio de Educación. “Llegaron con retraso, no alcanzó para todos, pero la colaboración de los padres ha contribuido”, admite Vásquez.
Pero ¿qué sucede con la enseñanza de las matemáticas? Para la mayoría es una materia difícil, la consideran compleja, pero esto sucede por los bloqueos mentales, además de que por lo general se imparte con métodos tediosos. “El aprendizaje debe ser lúdico, no se trata de asustarlos”, reflexiona.
OFICIO DE CORAZÓN
En el curso de este año, el profe Ludwing no ha tenido el gusto de conocer a sus 22 alumnos de 1º primaria. Por órdenes del Ministerio de Educación, cada año rotan y les toca trabajar con todos los grados. En Huehuetenango, el semáforo no ha pasado de rojo a naranja, por lo que continúan con la enseñanza virtual.
Confiesa que ama su profesión, le encanta trabajar con niños, ya que aprende mucho más de lo que él les puede enseñar. “Todos los días se viven experiencias bonitas, complicadas o tristes. Los niños llegan a clases buscando el abrazo del maestro, muchas veces por problemas en casa”.
Para Vásquez, este premio representa el esfuerzo de todos sus compañeros. Especialmente en esta compleja situación de pandemia, ninguno estaba preparado para educar a distancia, implementando metodologías que no les enseñaron. “Sobre la marcha aprendimos, por eso somos maestros, para ser innovadores, creativos, para encontrar estrategias diferentes que nos van a servir para llegar a aquellos estudiantes que no cuentan con los dispositivos digitales, porque todos merecen educarse”.
Sin duda, esta pandemia vino a mostrar la debilidad que tenemos como sistema educativo, no solo en Guatemala, expresa. Por eso su mensaje final es claro: “No hay que desmayar, debemos seguir adelante, por el bien del país y de los niños, a quienes nos debemos”.