El escándalo de daños vacunales

    Decíamos en el artículo anterior que se vacunó en la pandemia H1N1 en medio de un mar de reclamos. Ante las dudas y reclamos contra la vacunación antigripal de aquel 2009, durante los últimos meses de ese año y la primera mitad del siguiente, por diferentes medios, se animó al público en general y a los profesionales de la salud a reportar cualquiera de las reacciones adversas que pudieran estar asociadas a la vacuna. Los efectos secundarios más comunicados durante la propia campaña de vacunación fueron los esperados en otras campañas: dolor local, fiebre, dolor de cabeza, etc. No fue hasta pasadito mediados del 2010, que se descubrieron en Europa casos de narcolepsia vinculados a Pandemrix. Suecia, Finlandia y Francia fueron los primeros países en ver un vínculo entre el riesgo de narcolepsia y Pandemrix. Más tarde, tales conexiones también se descubrieron en Noruega, Irlanda, Alemania y el Reino Unido. Los estudios varios concluyeron que había un mayor riesgo de desarrollar narcolepsia si se inoculaba Pandemrix; se reportó un riesgo tres veces mayor de contraer narcolepsia en aquellos que tenían entre 0 y 19 años y a quienes se inoculó Pandemrix, en cambio entre los 20-29 años de edad ese riesgo era solo el doble. No se puede dejar en el tintero que, en octubre de 2009, el jefe de enfermedades infecciosas de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos, Anthony Fauci, apareció en YouTube para tranquilizar a los estadounidenses sobre la seguridad de la vacuna contra la «gripe porcina» argumentando: “El historial de eventos adversos graves es muy bueno. Es muy, muy, muy raro que se llegue a ver algo asociado con la vacuna que sea un evento serio,” y se puede saber que, en ese mismo mes, las vacunas se estaban implementando en todo el mundo. Otros institutos alrededor del mundo informaban sobre la seguridad de las vacunas también. Ya para 2017, un informe desenterrando información respecto a las vacunas de años atrás, planteaba una fuerte acusación que alegaba que la vacuna Pandemrix causó narcolepsia. Pero esas revisiones de informes, realizado por la propia compañía, también mostraba y sugería que los problemas más tenían que ver con la seguridad de la producción.

    Trabajo de años antes de la situación actual

    A partir de esas dudas y discusiones de lo sucedido en la primera década del siglo XXI, anticipándose a una pandemia de influenza grave, los gobiernos de todo el mundo; la OMS, la OPS y otras instituciones internacionales, hicieron varias propuestas y varios arreglos logísticos y legales, para acortar el tiempo entre el reconocimiento de un virus pandémico y la formulación y producción de una vacuna y la administración de esa vacuna a la población. Ello no fue tomado en serio: no se establecieron con la diligencia del caso procesos de prevención en el manejo y producción de recursos pre pandémicos y entre ellos vacunas. En años previos al 2019, en Europa, por ejemplo, uno de los elementos de acuerdo para otorgar licencias para vacunas pandémicas se basaba en datos de vacunas de «simulación» pre pandémicas producidas con un virus diferente (influenza H5N1). Otro elemento, adoptado por países como Canadá, EE. UU., Reino Unido, Francia y Alemania, fue proporcionar a los fabricantes de vacunas una indemnización de responsabilidad por irregularidades, reduciendo así el riesgo de una demanda derivada de lesiones relacionadas con la vacuna en caso de una emergencia y necesidad de uso de vacunas.

    Retomando nuestra historia luego del 2010, en aquel entonces, un elemento muy relevante fue que, entre todas las vacunas, las que una parte notable de los profesionales de la salud rechazaron, a pesar de las recomendaciones fueron las de la influenza, incluso más controvertidas de lo normal. Gran parte de la duda estaba en los posibles efectos secundarios provocados por el adyuvante AS03, una emulsión de aceite en agua que contenía para aumentar la eficacia. Afortunadamente resultó ser una pandemia mucho más leve de lo que los funcionarios habían pronosticado.

    Pero, aproximadamente un año después de finalizadas las campañas, al menos en Europa, se estimó que más de 1,300 personas se habían visto afectadas por narcolepsia entre los aproximadamente 30 millones de vacunados. Sin embargo, GSK y la Agencia Europea de Medicamentos, que fueron los que autorizaron Pandemrix, aún no han aceptado que la asociación con narcolepsia haya demostrado ser causal, y la investigación sobre el tema continúa y ello a pesar de que las razones de probabilidades, las estimaciones puntuales, son todas altas. Y algunos de ellos son significativamente altas para las muertes (Pandemrix v las otras vacunas) han dicho algunos. La prestigiosa revista BMJ realizó su propio análisis de los eventos adversos, la mayoría de los cuales parecen haber sido reportados espontáneamente a la compañía productora de la vacuna, GSK y encontraron que, para un rango de eventos adversos preocupantes, los informes para Pandemrix fueron consistentemente más altos que para las otras dos vacunas pandémicas y decían: cuatro veces la tasa de parálisis facial, ocho veces la tasa de eventos adversos graves. En general, Pandemrix tuvo, proporcionalmente, cinco veces más eventos adversos informados que Arepanrix y la vacuna no adyuvada.

    Fuente: BMJ 2018; 362 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.k3948 (publicado el 20 de septiembre de 2018).

    Pero sigamos la historia: como era de esperarse por lo narrado arriba, ya para el 2011, la Agencia Europea de Medicamentos eliminó la recomendación de Pandemrix y en 2015 la vacuna fue dada de baja en el mercado. Su duda sobre la narcolepsia es válida. Se cree que la narcolepsia es una enfermedad autoinmune en la que el propio sistema inmunitario del cuerpo ataca las células en los centros del sueño del cerebro. Se considera que estas células tienen una apariencia relativamente similar al virus HINI natural. Por lo tanto, puede ser que la respuesta inmunitaria del cuerpo sea incapaz de diferenciar HINI y las células nerviosas en los centros del sueño después de la vacunación con Pandemrix. Hay un dato curioso en esto de la narcolepsia, la gripe H1N1 y las vacunas. Se informó un aumento de la narcolepsia en China durante el mismo período que en Europa. En China no se había introducido ningún programa para vacunar a la población contra la gripe porcina, por lo que no puede considerarse que este aumento se deba a vacunas de ningún tipo. Con base en esto, se puede argumentar que la narcolepsia en los vacunados se debe a componentes presentes en el virus mismo y no en las otras partes del vacunado. También se puede argumentar que, sin campañas de vacunación, las personas podrían haberse infectado más fácilmente con el virus HINI y luego enfermarse y sufrir narcolepsia, en cualquier caso, los afectados también habían estado expuestos entonces a los riesgos que conlleva una gripe grave.

    Alfonso Mata
    Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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