La ONU afirmó que una ofensiva militar israelí en Rafah, en el sur de Gaza, equivaldría a una «sentencia de muerte» de sus programas de ayuda humanitaria en el territorio palestino, donde Israel combate al movimiento islamista Hamás.
El ejército israelí presentó el lunes «un plan para evacuar civiles de áreas de combate en la Franja de Gaza, junto con un plan operativo», según la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Poco después, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que la anunciada ofensiva israelí contra Rafah «no sólo sería aterradora para el más de un millón de civiles palestinos refugiados allí sino que marcaría la sentencia de muerte para nuestros programas de ayuda».
Rafah, en el extremo sur de la Franja, junto a la frontera cerrada de Egipto, es el único punto de entrada de la ayuda humanitaria, que sigue siendo «totalmente insuficiente» para los gazatíes, insistió el alto cargo desde Ginebra.
Gran parte de la comunidad internacional, incluyendo Estados Unidos, principal aliado de Israel, intenta disuadir a Netanyahu de entrar en esta ciudad, donde se hacinan, según la ONU, cerca de 1,5 millones de palestinos, casi todos desplazados.
Pero el dirigente israelí defiende su operación terrestre en el que es, en su opinión, el «último bastión» del movimiento islamista, que gobierna Gaza desde 2007.
«Tiene que hacerse porque la victoria total es nuestro objetivo y la victoria total está al alcance», insistió el domingo en una entrevista con la cadena estadounidense CBS, cuatro meses después del comienzo de la guerra.
En tendencia:
HAY «LUGAR» EN EL NORTE
El ejército israelí no dio detalles sobre su plan para «evacuar» a los civiles de las zonas donde arrecian los enfrentamientos, pero Netanyahu aseguró la víspera que había «lugar» para ellos «en el norte de Rafah, en las zonas donde terminamos los combates».
Un corresponsal de la AFP informó de bombardeos nocturnos en Rafah y Jan Yunis, en el sur, así como en Zeitun, en el norte del enclave.
El ejército afirmó que descubrió un túnel de diez kilómetros entre Zeitun y el centro de Gaza, donde halló instalaciones para almacenar armas y «cuerpos de terroristas».
El conflicto estalló el 7 de octubre cuando milicianos islamistas mataron a unas 1.160 personas, en su mayoría civiles, en el sur de Israel, según un balance de la AFP basado en datos israelíes. También secuestraron a unas 250 personas, de las que 130 siguen retenidas en el enclave, según las autoridades israelíes.
Israel prometió «aniquilar» a Hamás y lanzó una ofensiva militar que ya dejó 29.782 fallecidos, sobre todo mujeres y menores, según el último balance de Hamás.
En Cisjordania ocupada, el gobierno de la Autoridad Palestina presentó su dimisión al presidente Mahmud Abás, criticado por su «impotencia» frente a los bombardeos israelíes en la Franja y el recrudecimiento de la violencia en el territorio que controla.
Abás, que ejerce un poder limitado sobre este territorio ocupado por Israel desde 1967, aceptó la dimisión, en un contexto de crecientes presiones para reformar el liderazgo político palestino de cara a la «posguerra» de Gaza.
«NOS MORIMOS DE HAMBRE»
La ONU advierte que 2,2 millones de gazatíes, la mayoría de la población, se enfrentan a una «hambruna masiva».
La ayuda humanitaria entra con cuentagotas y depende del visto bueno de Israel, que impuso un asedio total en el enclave.
Las oenegés Amnistía Internacional y Human Rights Watch acusaron a Israel de haber intensificado los bloqueos de ayuda, ignorando el llamamiento de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de tomar medidas para evitar un genocidio.
«Nos morimos de hambre», declaró Abdullah al Aqra, de 40 años, refugiado en el oeste de Ciudad de Gaza, tras haber huido del Beit Lahia, más al norte.
Jordania indicó que realizó cuatro lanzamientos aéreos con ayuda y alimentos hacia Gaza.
En el ámbito diplomático, representantes de Egipto, Catar, Estados Unidos, y de Israel y Hamás reanudaron el domingo en Doha las negociaciones para una tregua, a las que seguirán «reuniones en El Cairo», según el canal AlQahera News, cercano a los servicios de inteligencia egipcios.
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, aseguró que, en una reunión en París, se llegó «a un entendimiento» sobre «los contornos básicos» de un acuerdo sobre rehenes para «un cese el fuego temporal».
Según una fuente de Hamás, catalogado como organización terrorista por Estados Unidos, Israel y la Unión Europea, el plan contiene una tregua de seis semanas y el canje de rehenes por presos palestinos, así como la entrada de una gran cantidad de ayuda humanitaria.
La guerra también avivó las tensiones en la frontera entre Israel y Líbano, donde se producen cruces de disparos diarios entre el ejército israelí y el movimiento proiraní Hezbolá, aliado de Hamás.
Pero este lunes, el ejército israelí bombardeó objetivos del grupo chiita en el este del país.
Hezbolá repondió lanzando 60 cohetes contra una base militar israelí en la meseta del Golán, ocupada.