MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –
La Corriente del Atlántico Norte, que proporciona a gran parte del noroeste de Europa un clima relativamente templado, puede cortarse temporalmente en los próximos cien años por el deshielo ártico.
Los científicos sospechan que el agua de deshielo de Groenlandia y la lluvia excesiva podrían interferir con esta corriente oceánica. Nuevas simulaciones realizadas por científicos de la Universidad de Groningen y la Universidad de Utrecht muestran que es poco probable que la corriente se detenga por completo, debido a los pequeños y rápidos cambios en las precipitaciones sobre el Atlántico Norte.
Sin embargo, existe una probabilidad del 15 por ciento de que haya un cambio temporal en la corriente en los próximos 100 años. Los resultados fueron publicados el 30 de diciembre en la revista Scientific Reports.
«Los océanos almacenan una inmensa cantidad de energía y las corrientes oceánicas tienen un fuerte efecto sobre el clima de la Tierra», dice Fred Wubs, profesor asociado de matemáticas de la Universidad de Groningen. Junto con su colega Henk Dijkstra de la Universidad de Utrecht, ha estudiado las corrientes oceánicas durante unos 20 años.
Los científicos del océano han descubierto que las corrientes del Océano Atlántico son sensibles a la cantidad de agua dulce en la superficie. Dado que la escorrentía del agua de deshielo de Groenlandia ha aumentado debido al cambio climático, al igual que las precipitaciones sobre el océano, se ha sugerido que esto puede ralentizar o incluso revertir la corriente del Atlántico Norte, bloqueando el transporte de calor a Europa.
Las simulaciones de los efectos del agua dulce en las corrientes ya se han realizado durante algunas décadas. «Se han utilizado modelos de alta resolución, basados en las ecuaciones que describen los flujos de fluidos, y modelos de caja altamente simplificados», explica Wubs. «Nuestros colegas en Utrecht crearon un modelo de caja que describe bastante bien los procesos actuales a gran escala en el océano».
La idea era usar este modelo para estimar la probabilidad de pequeñas fluctuaciones en la entrada de agua dulce que causaran una desaceleración temporal o un colapso total de la corriente del Atlántico Norte. La corriente muestra un comportamiento no lineal, lo que significa que pequeños cambios pueden tener grandes efectos. La evolución de la física descrita por el modelo de caja solo se puede obtener mediante simulaciones.
«Como se espera que las transiciones que estábamos buscando sean eventos raros, se necesita una gran cantidad de simulaciones para estimar la posibilidad de que sucedan», dice Wubs. Sin embargo, los científicos holandeses descubrieron que un científico francés había ideado un método para seleccionar las simulaciones más prometedoras, reduciendo el número de simulaciones completas requeridas.
Sven Baars, un estudiante de doctorado de Wubs, implementó este método de manera eficiente y lo vinculó al modelo de caja de Utrecht. Daniele Castellana, estudiante de doctorado de Dijkstra, realizó las simulaciones. «Estas simulaciones mostraron que las posibilidades de un colapso total de la corriente del Atlántico Norte en los próximos mil años son insignificantes», dice Wubs.
Es más probable una interrupción temporal en el suministro de agua relativamente tibia al noroeste de Europa: «En nuestras simulaciones, las posibilidades de que esto ocurra en los próximos 100 años son del 15 por ciento». Dichas transiciones temporales pueden causar períodos fríos en el Atlántico Norte, aunque esto debe verificarse en estudios posteriores. Por lo tanto, el estudio actual es solo un primer paso para determinar el riesgo.
El modelo no tiene en cuenta cambios considerables en el agua dulce en el Atlántico Norte, que pueden ser causados por el derretimiento de las capas de hielo.