MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –
Un cáncer canino contagioso que conquistó el mundo al extenderse entre perros a través del apareamiento probablemente surgió hace unos 6 mil años en Asia y se extendió por todo el mundo a través de actividades marítimas, según un estudio genético que publica la revista ‘Science’.
La investigación revela algunos hallazgos sorprendentes, e incluso misteriosos, sobre cómo este cáncer, que ha sobrevivido durante miles de años, ha mutado y evolucionado con el tiempo.
El ‘tumor venéreo transmisible canino’ es un cáncer que se propaga entre los perros a través de la transferencia de células cancerosas vivas, principalmente durante el apareamiento. La enfermedad generalmente se manifiesta como tumores genitales en perros domésticos machos y hembras.
Primero surgió en un perro individual, pero sobrevivió más allá de la muerte del mismo al extenderse a nuevos perros. El cáncer ahora se encuentra en poblaciones de perros en todo el mundo, y es el linaje de cáncer más antiguo y prolífico conocido en la naturaleza.
Uno de los aspectos más notables de estos tumores es que sus células son las del perro original en el que surgió el cáncer, y no el perro portador. Las únicas diferencias entre las células en los tumores de los perros modernos y las células en el tumor original son las que han surgido con el tiempo, ya sea por cambios espontáneos en el ADN de las células o por cambios causados por carcinógenos.
Un equipo internacional de investigadores, dirigido por científicos del Grupo de Cáncer Transmisible de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), ha comparado las diferencias en los tumores tomados de 546 perros en todo el mundo para tratar de comprender cómo surgió la enfermedad y cómo se extendió por todo el mundo.
«Este tumor se ha extendido a casi todos los continentes, evolucionando a medida que se propaga –dice Adrián Baez-Ortega, estudiante de doctorado en el Grupo de Cáncer Transmisible, parte del Departamento de Medicina Veterinaria de Cambridge–. Los cambios en su ADN cuentan una historia de dónde ha estado y cuándo, casi como un diario de viaje histórico».
Utilizando los datos, crearon un árbol filogenético, un tipo de árbol genealógico de las diferentes mutaciones en los tumores. Esto les permitió estimar que el cáncer surgió por primera vez entre 4 mil y 8 mil 500 años atrás, muy probablemente en Asia o Europa. Todos los tumores modernos se remontan a un antepasado común de hace unos 1 mil 900 años.
Los investigadores dicen que el cáncer se propagó por primera vez de Europa a las Américas hace unos 500 años, cuando los colonos europeos llegaron por primera vez al continente por mar. Casi todos los tumores encontrados hoy en América del Norte, Central y del Sur descienden de este evento de introducción única.
Desde las Américas, la enfermedad se extendió hasta África y de regreso al subcontinente indio, casi todos los lugares que eran, en ese momento, colonias europeas. Por ejemplo, el cáncer se ve en la Isla Reunión, pero aquí fue donde los viajeros europeos se detendrían en el camino a la India. Toda esta evidencia sugiere que el tumor fue diseminado por perros transportados a través de actividades marítimas.
Si bien los hallazgos relacionados con la propagación histórica de la enfermedad son interesantes, es la evolución del tumor lo que entusiasma particularmente a los investigadores.
Los desarrollos recientes en la biología del cáncer han permitido a los científicos observar las mutaciones en el ADN tumoral e identificar firmas únicas dejadas por los carcinógenos. Esto les permite ver, por ejemplo, el daño que causa la luz ultravioleta (UV).
Usando estas técnicas, los investigadores identificaron firmas para cinco procesos biológicos diferentes que han dañado el tumor canino a lo largo de su historia. Cuatro de estos, incluida la exposición a la luz ultravioleta, son procesos conocidos que ya están relacionados con el cáncer humano. Sin embargo, uno de ellos, denominado ‘Firma A’, tiene una firma mutacional muy distintiva, diferente a cualquier vista anteriormente: causó mutaciones solo en el pasado lejano del tumor, hace varios miles de años, y nunca se ha visto desde entonces.
«Esto es realmente emocionante: nunca antes habíamos visto algo así como el patrón causado por este carcinógeno –dice la doctora Elizabeth Murchison, quien dirige el Grupo de Cáncer Transmisible de la Universidad de Cambridge–. Parece que el tumor estuvo expuesto a algo hace miles de años que causó cambios en su ADN por un período de tiempo prolongado y luego desapareció. Es un misterio lo que podría ser el carcinógeno. Quizás fue algo presente en el ambiente donde el cáncer primero surgió».
Otro descubrimiento intrigante relacionado con la evolución de los tumores. Hay dos tipos principales de selección en la teoría evolutiva: positiva y negativa. La selección positiva es donde las mutaciones que proporcionan a un organismo una ventaja particular tienen más probabilidades de transmitirse de generación en generación; la negativa es donde las mutaciones que probablemente tengan un efecto nocivo tienen menos probabilidades de transmitirse. Esta selección tiende a ocurrir por medio de la reproducción sexual.
Cuando los investigadores analizaron los tumores, no encontraron evidencia de selección positiva o negativa. Esto implica que el tumor acumulará mutaciones cada vez más potencialmente dañinas con el tiempo, haciéndolo cada vez menos apto para su entorno.
Báez-Ortega explica que, «normalmente, los tumores caninos son cuerpos extraños, por lo que uno esperaría ver una batalla entre ellos y el sistema inmune del perro, lo que lleva a que solo los tumores más fuertes se transmitan con éxito. Pero no parece estar sucediendo aquí. Este ‘parásito’ del cáncer ha resultado notablemente exitoso en sobrevivir durante miles de años, pero se está deteriorando constantemente –añade–. Sugiere que sus días pueden estar contados, pero es probable que pasen decenas de miles de años antes de que desaparezca».