Pastillas de oxicodona. Foto la hora: Mark Lennihan/Ap.

Por GEOFF MULVIHILL y MATTHEW PERRONE
WASHINGTON
Agencia (AP)

Purdue Pharma, el fabricante de OxyContin, ha sido señalado como el principal villano de la crisis de opioides de Estados Unidos. Sin embargo, información recientemente revelada por el gobierno indica que tuvo mucha ayuda para inundar al país con miles de millones de pastillas, incluso mientras las muertes por sobredosis iban al alza.

Los registros mantenidos por la DEA muestran que 76 mil millones de pastillas de oxicodona e hidrocodona, gran parte de ellas en presentación genérica y no de marcas comerciales, fueron enviadas a las farmacias de Estados Unidos de 2006 a 2012.

La cifra anual aumentó más del 50% durante ese periodo pese a que el número de muertes registraba un incremento. Los poderosos analgésicos fluyeron más rápido incluso después de que Purdue Pharma fue multada con 635 millones de dólares por comercializar falsamente la OxyContin como menos adictiva que otros opioides.

“Creo que la escala de esto es impactante”, comentó en una entrevista Keith Humphreys, profesor de la Universidad de Stanford que investiga opioides.

También señaló que la información muestra que los lugares que recibieron la mayoría de las drogas per cápita son aquellas con la mayoría de muertes por sobredosis per cápita: “Realmente parece que donde sea que arrojes la mayor cantidad de gasolina, obtienes la mayoría de los incendios”.

Al mismo tiempo, los datos ilustran lo complicado que puede ser para los tribunales saber quién debería ser responsabilizado por el desastre de salud pública. Más de 2 mil gobiernos estatales, locales y tribales han demandado a miembros de la industria farmacéutica en el litigio más grande y quizás el más complicado de su tipo en el país.

Un juez federal que supervisa la mayoría de los casos y presiona para que haya un arreglo, falló hace unos días que la información detallada sobre los envíos de fármacos que fue compilada por la DEA debería ser pública pese a las objeciones de la industria.

El juez no ha permitido la divulgación de la información de 2013 y 2014. Pero el material desprecintado constituye el panorama más completo hasta ahora de cómo se desarrolló la crisis.

El diario The Washington Post, que junto con HD Media dueño de periódicos en Virginia Occidental recurrió a la corte para buscar la información, fue el primero en publicar los datos.

Los medicamentos recetados y opioides ilegales como la heroína y el fentanilo han tenido un papel en más de 430 mil muertes en Estados Unidos desde el 2000, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). De 2006 a 2012, el número de muertes por opioides aumentó de menos de 18 mil a más de 23 mil al año. Durante ese tiempo, los fármacos recetados fueron señalados como factores en poco menos de la mitad de los decesos.

Desde entonces, las muertes por opioides en Estados Unidos se han duplicado, aunque hoy los CDC informaron que las muertes por sobredosis de todos los tipos probablemente disminuyeron el año pasado por primera vez en casi tres décadas.

La nueva información revelada muestra en detalle el flujo de píldoras de las farmacéuticas a las comunidades.

Virginia Occidental, Kentucky, Tennessee y Nevada recibieron más de 50 píldoras por cada habitante al año. Varias zonas de la región de los Apalaches recibieron más de 100 píldoras por persona al año.

“Estas compañías farmacéuticas se han aprovechado de nuestra gente aquí en el este de Kentucky”, dijo Joe Engle, jefe de policía del condado Perry, en Kentucky, que recibió 175 píldoras por persona al año. “Es una de las peores cosas que puedes hacerle a una sociedad, a un pueblo. Y estamos sufriendo”.

Casi cada estado ha interpuesto una demanda, y la mayor parte de ellas se han enfocado en Purdue y en miembros de la familia Sackler, propietarios de la compañía de Stamford, Connecticut, y destacados filántropos cuyos donativos a museos y universidades están ahora bajo escrutinio. Muchos gobiernos locales también han demandado a otras farmacéuticas, a compañías de distribución y farmacias.

En las demandas se afirma que, con la introducción de OxyContin, un opioide de liberación prolongada, en 1995, Purdue creó una nueva estrategia para impulsar el uso de los opioides para más pacientes y en dosis más elevadas.

Pero Purdue hace notar, con veracidad, que la compañía sólo produjo una pequeña fracción de los opioides del país, aproximadamente el 3% entre 2006 y 2012, según la información. Tres empresas SpecGX, Par Pharmaceutical y Activis Pharma que vendían medicinas genéricas a menor precio, incluyendo versiones de OxyContin, fabricaron el 90% de las píldoras entre todas.

Las tres compañías dicen que no promocionaron los fármacos, que sólo atendían la demanda de las recetas emitidas por los médicos, y que no produjeron más de lo que la DEA les permitía.

Perry Rowthron, ex subprocurador de Connecticut, dijo que esos factores podrían dificultar culpar a esos fabricantes genéricos.

“Siempre se ha pensado que los fabricantes de marca crearon la demanda que ahora es atendida por los genéricos”, señaló.

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