MADRID
Agencia dpa / (Europa Press) –
Un estudio de larvas de foronidas publicado por científicos del Smithsonian Tropical Research Institute (STRI) en Panamá ha detectado ocho especies nuevas, cuyos ejemplares adultos permanecen inéditos.
Bajo el microscopio, el agua de mar revela las etapas larvales de criaturas marinas poco conocidas llamadas forónidos (gusanos de herradura), pero encontrar a sus padres es otra historia. Aunque estas extravagantes larvas llamaron la atención de los científicos que estudian el plancton, las diminutas plantas y animales a la deriva en los océanos del mundo, ya en el siglo XIX, solo hay unas 15 especies de forónidos conocidas en todo el mundo, basadas en especímenes adultos.
«La diversidad global de animales marinos pequeños y raros, como los foronidos, se subestima enormemente –afirma Rachel Collin, científica y miembro del personal de STRI–. No sabemos qué animales hay por ahí, y sabemos aún menos sobre cuál podría ser su papel en los océanos del mundo».
Debido a que las larvas de los forónidos nadan y flotan en el agua de mar, son mucho más fáciles de muestrear que sus formas adultas, que viven en el lecho marino dentro de arenas, sedimentos o escombros. Y las larvas no se parecen a los adultos, lo que dificulta saber qué larva pertenece a qué adulto sin hacer una especie de prueba de paternidad: comparar las secuencias de ADN larvales con el ADN de sus posibles padres.
Llamadas así por la diosa egipcia Phoronis, los gusanos tubulares adultos de herradura anclan sus cuerpos a rocas o corales y agitan una corona de tentáculos cilios para capturar pequeñas partículas de comida. Para reproducirse, sus óvulos y su esperma se unen para crear embriones que eclosionan como larvas nadadoras, que luego se convierten en miembros del plancton microscópico.
Las larvas tienen cuerpos cilíndricos rematados con un anillo de tentáculos y una gran capucha que sirve para capturar alimentos. Muchos están decorados con manchas de pigmento amarillo y, en algunos, es posible ver manchas rojizas o rosadas de células sanguíneas a través de sus cuerpos translúcidos. Finalmente, descienden al lecho marino, se convierten en adultos y completan su ciclo de vida, considerado el ciclo más común en el reino animal.
Los científicos, cuyo estudio publica ‘Invertebrate Biology’, recolectaron plancton de la Bahía de Panamá en la costa del Pacífico y Bocas del Toro en la costa del Caribe. Al examinar el plancton con un estereomicroscopio, encontraron más de 50 larvas de forónidos; 23 del Pacífico y 29 del Atlántico. Utilizando una técnica genética llamada código de barras basada en la secuenciación del ADN, pudieron distinguir tres foronidos distintos en el plancton de la Bahía de Panamá y otros cuatro del Caribe.
El ADN de genes particulares de cada uno de estos animales fue diferente de cualquier cosa registrada en GenBank, una colección global de ADN de más de 300.000 organismos, lo que sugiere que estas larvas pueden pertenecer a especies que son nuevas para la ciencia. Sin embargo, encontrar a los adultos de estas especies puede llevar años, especialmente porque muy pocos científicos estudian los gusanos de herradura.
«Debido a los estilos de vida crípticos de los forónidps, los gusanos adultos no se pueden encontrar, sin embargo, la presencia de sus formas larvarias en el plancton confirma que están aquí, establecidas y reproduciéndose», señala el coautor Michael J. Boyle.