MADRID
Agencia DPA / (Europa Press)
La exposición al plomo en la infancia parece tener efectos negativos duraderos en la salud mental y la personalidad en la edad adulta, según un estudio de personas que crecieron en la era de la gasolina con plomo. Estudios anteriores han identificado un vínculo entre el plomo y la inteligencia, pero este estudio analizó los cambios en la personalidad y la salud mental como resultado de la exposición al metal pesado.
Los hallazgos, que se publican en ‘JAMA Psychiatry’, revelan que cuanto más altos son los niveles de plomo en sangre de una persona a los 11 años, más probabilidades tiene de mostrar signos de enfermedad mental y rasgos de personalidad difíciles a los 38 años.
El vínculo entre salud mental y exposición al plomo es modesto, según el coautor del estudio, Aaron Reuben, estudiante graduado en Psicología Clínica en la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte, Estados Unidos. Pero «es potencialmente importante porque es un factor de riesgo modificable al que en algún momento todos estuvieron expuestos, y ahora, ciertas personas en ciertas ciudades y países aún están expuestas», señala.
En un estudio anterior, Reuben y sus colegas demostraron que los niveles más altos de plomo en la infancia estaban relacionados con un menor coeficiente intelectual y una menor posición social en la edad adulta. Ambos conjuntos de hallazgos sugieren que los «efectos del plomo realmente pueden durar bastante tiempo, en este caso de tres a cuatro décadas –afirma el coautor Jonathan Schaefer, también estudiante graduado en Psicología Clínica en Duke–. La exposición al plomo hace décadas puede estar dañando la salud mental de las personas de hoy en día que tienen entre 40 y 50 años».
Debido a que la gasolina en todo el mundo fue tratada con altos niveles de plomo desde mediados de la década de 1960 hasta finales de la década de 1980, la mayoría de los adultos ahora en sus 30, 40 y 50 años fueron expuestos cuando eran niños. El plomo del escape de los automóviles se liberó a la atmósfera y los suelos. Hoy en día, las altas exposiciones al plomo son más raras y se encuentran con mayor frecuencia en los niños que viven en edificios antiguos con cañerías de plomo y pintura con plomo.
Los sujetos de este estudio son parte de un grupo de más de 1.000 personas nacidas en 1972 y 1973 en Dunedin, Nueva Zelanda, en un momento en que los niveles de plomo de la gasolina en Nueva Zelanda estaban entre los más altos del mundo. Han participado regularmente en evaluaciones de salud física y mental en la Universidad local de Otago.
Los investigadores midieron los niveles de plomo en la sangre, en microgramos por decilitro de sangre (ug/dL), cuando los participantes tenían 11 años de edad. Hoy en día, los niveles de plomo en la sangre por encima de 5 ug/dL provocarán un seguimiento clínico adicional de un niño. A los 11 años, el 94 por ciento de los participantes en el Estudio Dunedin tenían niveles de plomo en la sangre por encima de este límite.
«Estos son datos históricos de una época en la que los niveles de plomo como estos se consideraron normales en los niños y no peligrosos, por lo que la mayoría de los participantes de nuestro estudio nunca recibieron ningún tratamiento para la toxicidad del plomo», explica la autora principal del estudio, Terrie Moffitt, profesor de Psicología y Neurociencia y Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Duke.