MADRID
Agencia DPA

Las evidencias de una ‘pausa’ registrada en el incremento global de las temperaturas a principios del siglo XXI han sido ampliamente refutadas en un par de nuevos estudios.

Un equipo internacional de investigadores del clima revisó los datos y estudios existentes y los volvió a analizar, llegando a la conclusión de que nunca ha habido una «pausa» estadísticamente significativa en el calentamiento global.

Esta conclusión es válida si se considera la ‘pausa’ como un cambio en la tasa de calentamiento en las observaciones o como un desajuste en la tasa entre las observaciones y las expectativas de los modelos climáticos. Sus trabajos se publican en ‘Environmental Research Letters’.

El doctor James Risbey, de CSIRO Australia, es el autor principal de uno de los estudios, que reevaluó los datos y los ubicó en un contexto histórico. Afirma: «Muchos estudios en la última década han afirmado encontrar una pausa o desaceleración en el calentamiento global y, por lo general, lo han considerado como una evidencia que es inconsistente con nuestra comprensión del calentamiento global».

El estudio examinó la literatura sobre una supuesta ‘pausa’, observando cómo se había definido la «pausa», los intervalos de tiempo utilizados para caracterizarla y los métodos empleados para evaluarla. Luego, el estudio probó las versiones históricas y actuales de los conjuntos de datos de la temperatura media global de la superficie de la tierra (GMST, por sus siglas en inglés) para las pausas, tanto en términos de tendencia sin calentamiento como de tendencia sustancialmente más lenta en GMST.

«Nuestros hallazgos muestran que hay poca o ninguna evidencia estadística de una ‘pausa’ en el aumento de GMST. Ni los datos actuales ni los datos históricos lo respaldan –explica el doctor Risbey–. Además, las actualizaciones de los datos de GMST durante el periodo de investigación de la ‘pausa’ han fortalecido esta conclusión. Sin embargo, nunca hubo pruebas suficientes para llegar a ninguna otra conclusión razonable».

Y continúa: «El calentamiento global no se detuvo, pero necesitamos entender cómo y por qué los científicos llegaron a creer que lo había hecho, para evitar futuros episodios como este. La aceptación por parte de la comunidad de investigación del clima de una ‘pausa’ en el calentamiento global causó confusión en el público y el sistema de políticas sobre el ritmo y la urgencia del cambio climático».

Esa confusión, a su vez, podría haber contribuido, según indica, a reducir el ímpetu de la acción para prevenir el cambio climático. «Los costos totales son incognoscibles, pero los riesgos son sustanciales. Aquí hay lecciones para la ciencia y para el futuro», agrega este investigador. El estudio complementario del grupo analiza el supuesto desajuste entre la tasa de calentamiento global en las observaciones y los modelos climáticos.

El equipo llevó a cabo una comparación sistemática entre temperaturas y proyecciones, utilizando productos históricos de GMST y versiones históricas de proyecciones de modelos de los tiempos en que se hicieron afirmaciones de una divergencia entre las observaciones y el modelado. Las comparaciones se realizaron con una variedad de técnicas estadísticas para corregir problemas en trabajos anteriores.

El autor principal de este artículo, el profesor Stephan Lewandowsky, de la Universidad de Bristol, Reino Unido, apunta: «Encontramos la impresión de una divergencia, es decir, una divergencia entre la tasa de calentamiento global real y las proyecciones del modelo, causada por varios sesgos en la interpretación del modelo y en las observaciones. No fue respaldada por estadísticas sólidas».

A pesar de esto, los autores señalan que, a finales de 2017, la «pausa» fue el tema de más de 200 artículos científicos revisados por expertos. Muchos de estos artículos no dan ninguna razón a la hora de elegir el año de inicio para la «pausa», y el rango abarca desde 1995 hasta 2004.

FALSOS POSITIVOS ESTADÍSTICOS

«Este amplio rango puede indicar una falta de procedimientos formales o científicos para establecer el inicio de la ‘pausa’. Además, cada instancia de la presunta aparición no se eligió al azar, sino que se eligió específicamente debido al bajo calentamiento posterior. Describimos esto como sesgo de selección», explica el profesor Lewandowsky.

«Este sesgo causa un problema. Si se elige un periodo debido a su tendencia inusualmente baja, esto tiene implicaciones para interpretar los niveles de importancia convencionales («valores p») de la tendencia. La selección de observaciones basadas en los mismos datos que están entonces estadísticamente probados infla el valor p real, dando lugar a una mayor proporción de falsos positivos estadísticos de lo que el investigador podría esperar. Muy pocos artículos sobre la ‘pausa’ explican o incluso mencionan este efecto, sin embargo, tiene profundas implicaciones para la interpretación de los resultados estadísticos», argumenta.

Cuando los investigadores volvieron a analizar los datos, explicando el problema del sesgo de selección, no encontraron pruebas de una divergencia entre los modelos y las observaciones en ningún momento en la última década. También ofrecen algunas explicaciones posibles de por qué algunos científicos creían que el calentamiento climático iba a la zaga del calentamiento modelado.

El coautor, el profesor Kevin Cowtan, de la Universidad de York, Reino Unido, plantea que una causa puede ser que los proveedores de datos de temperatura de la superficie tengan dificultades para comunicar las limitaciones de los datos a los científicos del clima. «Esto es difícil porque los usuarios necesitan centrar su experiencia en sus propias áreas problemáticas en lugar de en los datos de temperatura», dice.

«Además, puede haber demoras de varios años en actualizar los conjuntos de datos de temperatura de la superficie. Se necesita tiempo para encontrar un sesgo, hallar una solución y luego para que se publique un documento antes de que la mayoría de los proveedores actualicen sus conjuntos de datos. Este proceso es bueno para la transparencia, pero puede dejar a los usuarios en la posición en la que descargan datos con sesgos conocidos y extraen, sin saberlo, conclusiones incorrectas de esos datos».

La coautora profesora Naomi Oreskes, de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, agrega: «Un último punto a considerar es por qué los científicos ponen tanto énfasis en la ‘pausa’ cuando la evidencia era tan escasa. Una explicación está en la constante presión pública y política de los contarios al cambio climático. Esto puede haber causado que los científicos sintieran la necesidad de explicar lo que estaba ocurriendo, lo que los llevó inadvertidamente a aceptar y reforzar el marco contrario».

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