Por Guillermo Nova
La Habana
Agencia (dpa)
Cuba inició ayer la activación del servicio de Internet de datos móviles con tecnología 3G, dando un paso más en la informatización de uno de los países más desconectados del mundo.
«Funciona muy bien, lo que hay que controlar el gasto, que una no está acostumbrada y no se da cuenta que se consumen los datos», aseguró a dpa Francys Muñoz, una joven estudiante de la Universidad de La Habana.
La estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) comenzó ayer a ofertar el servicio de datos con unos paquetes que van desde los siete dólares por 600 megas hasta los 30 por 4 gigas.
Los precios son similares a otros países de la región pero en la isla el salario medio no supera los 30 dólares según datos oficiales, por lo que la tecnología 3G todavía no está al alcance de la mayoría de las personas.
«Yo seguiré conectándome en los parques Wifi», dice Antonio, un ingeniero mecánico que dejó su puesto en una siderurgia estatal y ahora arregla electrodomésticos en su casa. La conexión en una zona Wifi cuesta un dólar la hora.
A su lado sentado en un parque habanero con Wifi, Yadira Nogués dice que solo lo usa para comunicarse con videollamadas con sus familiares en el extranjero, por lo que gasta poco, apenas un par de horas a la semana.
Otras personas prefieren el 3G «porque lo usas cuando quieres, no tienes que estar pendiente de si llueve o hace sol para ir al parque», dice Daliana Fernández que trabaja en una tienda cercana al paseo marítimo de La Habana, conocido popularmente como el Malecón.
Desde bien temprano de la mañana de ayer los clientes empezaron a recibir un mensaje confirmando que su línea podía acceder al servicio de 3G.
Primero lo harán los teléfonos que comienzan con la numeración 52 y 53, hoy llegará el turno de los que tienen 54 y 55 y mañana para el resto de números.
Cuba llegó tardíamente a la red de Internet, primero a finales de la década de 1990 se conectaba vía satélite, porque las sanciones del embargo de Estados Unidos a la isla le impedían conectarse a los cables submarinos que pasan por la zona.
Desde 2012 la isla pudo acceder a la fibra óptica gracias a un convenio con la aliada Venezuela que la conectó vía submarina. Un año después se abrieron salas de navegación en todo el país, algo que antes solo existía en los hoteles para turistas.
Pero el verdadero «boom» de Internet en la isla llegó con la apertura de zonas wifis, situadas mayoritariamente en los parques, que ya alcanzan más de 1.200 en toda la isla donde se pueden conectar por un dólar la hora.
El acceso a Internet en las casas estuvo durante años restringido a profesores universitarios, médicos o periodistas, que podían hacerlo siempre que tuviesen un permiso del Gobierno.
A finales de 2017 se abrió el acceso desde las viviendas al resto de cubanos con la llegada del servicio «Nauta Hogar», con cuatro paquetes de 30 horas, con precios que oscilan entre los 15 y los 70 dólares dependiendo de la velocidad de conexión.
En varias ocasiones el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, ha manifestado su interés en aumentar la informatización de la sociedad cubana, después de años de retraso en ese ámbito del que ha responsabilizado a las sanciones del embargo estadounidense que impide a Cuba acceder a tecnología de primer nivel.
En cambio, sectores opositores aseguran que la lentitud en el acceso de la población a Internet se ha debido a la falta de voluntad política de las autoridades cubanas.
Durante 2018, ETECSA realizó un par de pruebas gratuitas para que la gente se conectara de manera masiva al 3G y poder evaluar la capacidad del servicio. En las dos ocasiones el acceso fue lento, incluso bloqueando las llamadas de voz y los mensajes de texto, pero aun así ayer arrancó en su fase comercial, aunque el servicio solo cubre el 66 por ciento del territorio nacional.
«Ahora hay que ver si esto se mantiene al mismo nivel, o como casi todas las cosas, empiezan bien y luego empeoran», dice con dudas a dpa Alfredo Rodríguez, que trabaja de administrativo para una multinacional extranjera con oficina en La Habana.