Ciudad de Guatemala,
Agencia dpa

Un altar esculpido de casi mil 500 años de antigüedad, considerado como nueva evidencia para comprender los inicios de la expansión de la Dinastía Kaanul, también conocida como Reino Kan, de la antigua civilización maya, fue presentado esta semana por arqueólogos en la capital guatemalteca.

El descubrimiento fue realizado en el sitio arqueológico La Corona, en el selvático departamento guatemalteco de Petén, fronterizo con México.

Este monumento es el más antiguo hallado hasta la fecha en La Corona. Tras su presentación, quedó exhibido en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala, según un comunicado de prensa.

«El descubrimiento de este altar nos permite identificar un nuevo rey de La Corona, quien tuvo importantes relaciones con Dzibanche, capital del reino Kaanul, y con la cercana ciudad de El Perú-Waka», dijo en conferencia de prensa Marcello A. Canuto, co-director del Proyecto Regional Arqueológico La Corona (PRALC) y director del Middle American Research Institute de la Universidad de Tulane.

«Durante gran parte del período Clásico, los reyes Kaanul dominaron casi todo el territorio de las Tierras Bajas Mayas. Este altar contiene información sobre su primera estrategia expansiva en el sexto siglo d.C., mostrando que el sitio La Corona jugó un papel importante en este proceso», explicó Tomás Barrientos, co-director del proyecto y director del Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas de la Universidad del Valle de Guatemala.

El altar consiste en una roca caliza de 1,46 metros de largo por 1,20 metros de ancho y está tallado con un relieve muy profundo que muestra la imagen de un rey sentado de perfil mirando hacia la izquierda. Con sus brazos carga un cetro con la efigie de una serpiente de dos cabezas, de las cuales emergen dos caras humanas que han sido identificadas como dioses patrones de La Corona.

Por varias décadas, el sitio La Corona fue conocido como el enigmático «Sitio Q», de donde fueron saqueados muchos monumentos esculpidos y cuyo origen quedó esclarecido hace solo 15 años.

A partir de 2008, Canuto y Barrientos han dirigido las investigaciones en esta importante ciudad maya a través de un programa multidisciplinario que incluye excavaciones arqueológicas, lectura de inscripciones jeroglíficas, estudios regionales mediante imágenes lidar y diversos análisis de laboratorio, informó el comunicado.

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