Por CARLA K. JOHNSON
Agencia AP
Cada noche sin falta, Paul Blumstein se coloca una máscara para evitar despertarse constantemente por tener dificultades para respirar.
Desde que se le diagnosticó un trastorno del sueño llamado apnea, es su rutina y, aunque ayuda, no le gusta traer la máscara.
“Es como si un pulpo estuviera aferrado a mi cara”, dice Blumstein, de 70 años, quien vive en Annandale, Virginia. “Quisiera dormir una vez sin esa sensación”.
Han pasado dos décadas desde que los médicos reconocieron por completo que la respiración que se para y reanuda durante el sueño está relacionada con una serie de problemas de salud, incluso con muerte prematura, pero todavía no hay un remedio que resulte fácil para la mayoría.
Las máscaras de presión en la vía aérea, el remedio más común, han mejorado su diseño y ahora son más pequeñas y silenciosas, pero los pacientes se siguen quejando de que provoca resequedad en orificios nasales y boca, además de claustrofobia.
Ahora, nuevas formas de dominar la apnea, y el explosivo ronquido que la acompaña, compiten por un lugar en las recámaras de millones de personas que desean pasar una buena noche. Los productos van desde un artilugio de 350 dólares para evitar dormir de espalda, hasta un implante quirúrgico de 24 mil dólares que presiona la lengua hacia el frente con cada respiración.
La guarda bucal para apnea, proporcionada por dentistas, funciona en algunos, pero tiene sus propios problemas, incluido el dolor de mandíbula. Algunos pacientes han probado la cirugía, pero con frecuencia no funciona. Los médicos recomiendan perder peso, pero la dieta y el ejercicio pueden ser un reto para quienes no duermen bien.
Hasta ahora, no hay píldoras para la apnea, pero los investigadores trabajan en ellas. En un estudio de este año, un medicamento con THC, el ingrediente activo de la marihuana, resultó prometedor.
¿Qué es la apnea del sueño? En las personas que tienen el trastorno, los músculos de su tráquea y lengua se relajan, y bloquean el paso del aire durante el sueño, como consecuencia de la obesidad, el envejecimiento y la estructura facial. Dejan de respirar, a veces hasta un minuto y cientos de veces cada noche, luego despiertan roncando y jadeando. Eso les impide tener un sueño profundo y restaurador.
Tienen más probabilidades de tener derrames cerebrales, ataques cardíacos y problemas de ritmo cardíaco, y es más probable que mueran antes. Pero es difícil definir si esos problemas son ocasionados por la apnea del sueño, por el exceso de peso, la falta de ejercicio o algo totalmente diferente.
Para los especialistas, el principal y más estudiado remedio sigue siendo la presión positiva continua en la vía aérea, o CPAP. Se aplica con un dispositivo motorizado que bombea aire a través de una máscara para abrir la vía aérea del paciente. Unos 5 millones de estadounidenses lo han probado, pero una tercera parte lo dejó en los primeros años por la incomodidad y la inconveniencia.
Martin Braun, de 76 años, de la Ciudad de Nueva York, dejó de usar su ruidosa máquina y extraña máscara, pero dice que la probará otra vez luego de un choque automovilístico cuando se quedó dormido al volante. “Ahí fue cuando caí en la cuenta de que esto ya es algo serio”, dijo Braun.
Aunque los científicos no han demostrado que la CPAP ayude a vivir más, la evidencia muestra que reduce la presión arterial, la somnolencia durante el día, los ronquidos y el número de veces que un paciente deja de respirar. También mejora la calidad de vida, el humor y la productividad.
A Blumstein lo diagnosticaron hace como 15 años luego de quedarse dormido tras el volante en un semáforo. Compartió sus frustraciones con el uso de la máscara en una reciente reunión organizada por pacientes con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, como lo hizo Joelle Dobrow de Los Ángeles, quien dijo que se tardó siete años en encontrar una que le gustara.
“Pasé por 26 estilos diferentes de máscara”, dijo. “Llenaba una hoja de cálculo para no duplicarlas”.