Por Pablo Sanguinetti
Madrid
Agencia (dpa)

Después de dedicar su vida entera al espacio, el astronauta español Pedro Duque afrontará desde ahora su desafío más terrenal: ponerse al frente del Ministerio de Ciencia en el nuevo Gobierno del socialista Pedro Sánchez.

La reconversión de astronauta en ministro sorprendió al propio Duque, una leyenda viva de la ciencia en España. Así lo sugirió el madrileño de 55 años con un apunte irónico en su cuenta de Twitter después de que se conociera su designación.

«Ojalá estuviera mi madre», escribió junto a una viñeta del humorista gráfico «Forges» que muestra a un hombre saliendo de casa al trabajo visiblemente nervioso, mientras su madre le desea «suerte» y le aconseja: «Jomío, te recuerdes que los cargos los carga el diablo».

Las más de 20 mil interacciones con el tuit en poco más de una hora y el nombre «Pedro Duque» como tema más comentado de Twitter España muestran que el inesperado nombramiento fue el mayor golpe de efecto en el gabinete presentado hoy por el nuevo jefe del Gobierno español.

No es para menos: Pedro Sánchez recuperó así el Ministerio de Ciencia e Innovación y lo puso en manos de un icono de la ciencia en un país donde la investigación sufre un descuido endémico.

Nacido en 1963 en Madrid y padre de tres hijos, Duque es el primer astronauta de nacionalidad española. Se formó como ingeniero aeronáutico en Madrid y continuó su entrenamiento en Alemania, Rusia y Estados Unidos hasta volar por primera vez al espacio en 1998.

Un año más tarde ingresó en la Real Academia de Ingeniería y fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias -equivalente a los Nobel en España- en Cooperación Internacional y en 2003 pasó diez días en la Estación Espacial Internacional.

Su «aterrizaje» en la política pudo sorprender hoy a muchos, pero venía gestándose desde hacía años.

Aprovechando su prestigio, Duque criticó en varias ocasiones la falta de apoyo a la investigación y participó en 2013 en las movilizaciones de científicos contra los recortes del Gobierno de Mariano Rajoy, destituido el viernes y relevado por Sánchez.

También fustigó desde su posición las pseudociencias. «Por mucho que la industria de la homeopatía consiga, con no sabemos qué artes, que la Unión Europea o los gobiernos la amparen, eso no cambia nada. NO FUNCIONA. NO HACE NADA», escribió en abril de este año en Twitter. También mantuvo comentados cruces con «terraplanistas».

Por esa mezcla de experiencia y compromiso, la recuperación del Ministerio de Ciencia y la elección de Duque como ministro fueron celebradas hoy por políticos e investigadores.

La socialista Cristina Garmendia, última ministra de Ciencia hasta que la cartera se integró en Economía con la llegada de Rajoy al Gobierno en 2011, se mostró «muy contenta de tener a una persona con una gran autoridad» en ciencia y tecnología al frente del Ministerio.

Cuando pase la euforia, sin embargo, al astronauta le espera un desafío complejo.

La ciencia es una de las grandes víctimas de la crisis que sacudió España y lleva una década perdiendo inversión, hoy más de un nueve por ciento por debajo del nivel de 2009. Hace dos años, Duque sostuvo que España invierte en ese campo «un tercio de lo que debería».

Se estima también que más de 12 mil científicos abandonaron España desde 2010. Frenar la «fuga de cerebros», recuperar inversión y devolver peso y prestigio a la investigación son algunos de los retos que afrontará un hombre acostumbrado a objetivos de alto vuelo.

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