Nueva York
Agencia (dpa)
El consumo de antibióticos en todo el mundo aumentó alrededor de un 65 por ciento en los últimos 15 años, especialmente en los países con economías emergentes, según un estudio publicado hoy en la revista «Proceedings» de la Academia Nacional de Ciencia (PNAS) estadounidense.
El equipo de investigadores de Eili Klein, del centro estadounidense CDDEP (Center for Disease Dynamics, Economics & Policy), estudió el consumo de antibióticos basándose en los datos de ventas de 76 países entre 2000 y 2015, y de este modo dedujeron tendencias globales.
Según sus resultados, el consumo total aumentó de 21 mil 100 millones de dosis diarias definidas (DDD) en 2000 a 34 mil 800 millones 15 años después.
El consumo medio diario por cada mil habitantes aumentó un 39 por ciento de 11,3 a 15,7 DDD, según informaron los investigadores en «Proceedings».
En los países más pobres y los emergentes el consumo total aumentó incluso un 114 por ciento y el consumo diario medio por cada mil habitantes un 77 por ciento. La diferencia entre los dos valores se debe, entre otras cosas, al crecimiento de la población.
Mientras que en 2000, países como Francia, Nueva Zelanda, España y Hong Kong eran los que presentaban el mayor consumo medio por cada mil habitantes, 15 años después han sido sustituidos por otros como Turquía, Túnez, Argelia y Rumanía.
En las ricas naciones industrializadas el consumo total solo se incrementó en un 6 por ciento y el diario por cada mil habitantes se redujo incluso un 4 por ciento en países como Estados Unidos, Canadá y Francia.
El aumento global no solo se dio en medicamentos utilizados para tratar numerosas dolencias como la penicilina, sino también en antibióticos de reserva como el linezolid o los carbapenemas, que solo se deben usar cuando no ayuda ningún otro medicamento.
Según los investigadores, el consumo total de antibióticos podría aumentar hasta un 200 por ciento hasta 2030, mientras la resistencia de las bacterias a los antibióticos ya es un gran problema.
Si sigue aumentando el uso de estos principios activos, el problema podría empeorar aún más, puesto que cuanto más contacto tengan las bacterias con los antibióticos, más riesgo hay de que se vuelvan resistentes. En Europa, por ejemplo, cada vez hay más bacterias resistentes a los carbapenemas.
«Debemos actuar de forma decidida y debemos hacerlo ya a gran escala para proteger la efectividad de los antibióticos», dijo el director del centro CDDEP, Ramanan Laxminarayan, coautor del estudio. «Esto incluye soluciones para reducir el consumo, como vacunas o la mejora de las infraestructuras, especialmente en los países en desarrollo».