Múnich
Agencia (dpa)

Pese a la elevada esperanza de vida en Occidente, los médicos han detectado una disminución en el número de enfermos con demencia, según informó esta semana el director del departamento de gerontopsiquiatría de la clínica de la Universidad de Múnich, Robert Perneczky.

«El riesgo de demencia está disminuyendo en nuestros países europeos», señaló. Estudios en Suecia, Inglaterra y en Estados Unidos ya han evidenciado esa tendencia.

Los principales motivos de ese desarrollo positivo son el mejor estilo de vida con ejercicio y la alimentación saludable, además de un mayor nivel educativo, dijo Perneczky. El experto dirigió el fin de semana el congreso internacional «RedSem» en la clínica de psiquiatría y psicoterapia de la universidad alemana.

En el evento participaron unos 200 científicos e investigadores, entre ellos Yaakov Stern, de Nueva York, uno de los investigadores de la demencia de más renombre. Los científicos quieren sobre todo conversar sobre las formas en las que se pueden mejorar los recursos contra la demencia, puesto que hasta ahora no existe ninguna cura para esta enfermedad.

Al contrario que en Occidente, en África y Asia los casos de demencia están aumentando. «Al igual que antes es una epidemia», dijo Stern. Pero a menudo las limitaciones relacionadas con la enfermedad se desarrollan de forma tardía.

Ahora se trata de utilizar la plasticidad del cerebro para evitar las consecuencias de la enfermedad durante más tiempo. La educación y ocupación mental son factores determinantes, pero la inteligencia por sí sola no protege. «Muchas personas brillantes padecen alzheimer», dijo Stern.

El riesgo de demencia se puede reducir un 30 por ciento llevando una vida sana, señaló Perneczky. Hasta ahora, los medicamentos solo pueden ralentizar ligeramente el desarrollo de la enfermedad y por el momento una especie de vacuna que impide la acumulación de proteínas en el cerebro no ha cumplido con las expectativas.

Aunque tras la inmunización las placas de proteínas, que se cree que son causantes de la destrucción de materia gris, ya no se formaban, la demencia continuaba avanzando.

Las causas de la demencia dependen de muchos factores y existe un componente hereditario. Además, cualquier cosa que cause enfermedades cardiovasculares también aumenta el riesgo de demencia.

Entre los factores se encuentran el tabaco, el consumo excesivo de alcohol, la vida sedentaria, el sobrepeso, la tensión alta y la diabetes.

«Todo lo que perjudica al sistema vascular, perjudica también a los vasos sanguíneos del cerebro y aumenta el riesgo de demencia», dijo Perneczky. La buena noticia es que «no estamos desamparados frente a la demencia. Todo el mundo tiene sus hábitos en sus manos y por eso puede influir de forma positiva en la salud de su cerebro», añadió.

Además de los sedimentos de proteínas en el cerebro, otras enfermedades pueden derivar en demencia, como un hipotiroidismo grave o la depresión, ambas curables. Por eso es importante acudir al médico en cuanto aparezcan los primeros síntomas.

«En la mayoría de los casos comienza con pérdida de memoria, algo que sufren todos los ancianos. Pero se detecta cuando esto tiene un efecto negativo en la superación del día a día», explicó.

El riesgo de demencia aumenta principalmente con la edad. Con 65 años el riesgo es solo del uno por ciento, pero con 70 aumenta al cinco y con 80 al 15 por ciento. Las personas con 85 años tienen un riesgo del 25 por ciento de contraer la enfermedad y las de 90, un 50 por ciento. Sin embargo, esto significa también que la mitad de las personas de 90 años no sufre demencia.

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