Kabul
Agencia (dpa)

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) cerrará sus oficinas en las provincias de Kunduz y Faryab, en el norte de Afganistán, donde son constantes los combates con los extremistas talibanes, confirmó hoy el portavoz Thomas Glass en Kabul.

También se «reducirá fuertemente» la oficina en la provincia norteña de Balj. El motivo de la decisión es la proliferación de incidentes de seguridad en el norte en los últimos meses, dijo Glass.

Hace un mes, un paciente mató a tiros a su terapeuta española en un centro ortopédico del CICR en Balj, sin que esté claro hasta ahora el motivo que lo llevó a ello. A su vez, en febrero desconocidos armados mataron a seis colaboradores afganos en la provincia de Jawzjan y secuestraron a otros dos.

Las fuerzas de seguridad afganas acusan a la milicia terrorista Estado Islámico (EI) del incidente, aunque no hay pruebas. Ya entonces el CICR suspendió muchos de sus programas. En diciembre fue secuestrado un colaborador español en Kunduz y tampoco en este caso está claro quiénes fueron responsables.

El CICR observa «gran cantidad de fronteras que se diluyen» entre las partes en conflicto y «muchas zonas grises» en las que es muy difícil trabajar, señaló Glass. El diálogo con todos los implicados continúa, «pero la seguridad de nuestros empleados tiene prioridad», añadió.

La Cruz Roja gozó durante mucho tiempo de un estatus especial en el país, reconocido por todas las partes. Hasta ahora tenía unos 2 mil empleados y trabajaba en las áreas de salud, derechos humanos y ayuda de emergencia. Mantiene nueve oficinas abiertas en el país.

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