Seattle, EE. UU.
agencia/dpa

¿Los dolores articulares empeoran con ciertas características meteorológicas? En un nuevo estudio los investigadores llegan a una conclusión inesperada: Sí, pero no por el tiempo en sí, sino porque con las temperaturas agradables las personas se mueven más y hacen esfuerzos excesivos.

El equipo del ortopeda Scott Telfer de la Universidad de Washington (Seattle) relaciona en un artículo publicado en la revista «PLOS ONE» datos meteorológicos de 2011 a 2015 de 45 ciudades estadounidenses con las búsquedas en Internet de palabras clave como «dolor articular».

El resultado es que las búsquedas aumentan constantemente con las temperaturas hasta más o menos por encima de los 20 grados, cuando vuelven a bajar, al igual que si llueve. Las mayores consultas sobre dolores en las rodillas aparecían con 23 grados y las de cadera con 28 grados. A modo de comparación, la búsqueda de «dolor de estómago» era muy limitada con temperaturas suaves, y la de «artritis» no mostraba estar relacionada con el tiempo.

«No encontramos ningún mecanismo directo que relacione la temperatura ambiente con el dolor. Creemos en cambio que las personas son más activas en los días de buen tiempo y tienden a esforzarse excesivamente y a lastimarse, por lo que después hacen búsquedas online», señaló Telfer. De todos modos, seguirán investigando esta hipótesis.

El estudio fue criticado sin embargo por algunos colegas, como el profesor Marcus Schiltenwolf de la Clínica Universitaria de Heidelberg en Alemania. «Muestra correlaciones pero no dice nada sobre los efectos causales», indicó. Le faltan todas las referencias a la edad de los que buscan las informaciones en Internet y sobre todo sobre su estado físico. «Es una distorsión de lo que puede aportar el movimiento», que es tan necesario, añadió.

En su opinión, la reacción a las condiciones meteorológicas es muy distinta entre los seres humanos. «Hay quien no soporta la humedad, otros el calor. La forma de percibir el tiempo es muy individual. Para muchos no es un problema». De hecho, el ser humano tiene una increíble capacidad epigenética para adaptarse al clima del entorno, según Schiltenwolf.

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