Por LAURAN NEERGAARD
BALTIMORE
Agencia/AP

El bebé de cuatro meses en el quirófano tiene un defecto congénito impresionante: la mitad izquierda de su corazón es demasiado pequeña o casi inexistente. Para salvarlo, los cirujanos tendrán que reencausar su flujo sanguíneo, un tratamiento drástico que no siempre funciona.

Por eso dan un paso más. En un experimento audaz, los médicos inyectaron células madre directamente en la mitad sana del corazón de Josué Salinas Salgado para reforzarlo y compensar la parte faltante.

Es uno de los primeros intentos en Estados Unidos de probar si las células madre que sirven para reparar el músculo cardíaco en sobrevivientes de infartos también pueden ayudar a los enfermos cardíacos más pequeños.

«Creemos que el corazón joven tiene mayor capacidad de respuesta», dijo el doctor Sunjay Kaushal, jefe de cardiocirugía pediátrica del Centro Médico de la Universidad de Maryland, quien encabeza el estudio en sociedad con investigadores de la Universidad de Miami.

Kaushai se inclinó sobre el ventrículo derecho, la parte del corazón del bebé que realizará las funciones del lado izquierdo anormal. El cirujano había reparado todo lo que pudo. Luego midió los lugares donde colocar ocho inyecciones de células madre.

Se hizo silencio en el quirófano mientras Kaushai ayudó a su colega, el doctor Si Pham, a introducir las agujas diminutas en el músculo ventricular.

«No decimos que lo vamos a curar», dijo Kaushai acerca del defecto congénito conocido como síndrome del corazón izquierdo hipoplásico. «Lo que busco es la manera de que estos chicos mejoren».

Los padres de Josué saben que no hay garantías de que las inyecciones logren lo que se espera. Pero su hijo estaba hospitalizado desde su nacimiento y requería cirugía a corazón abierto para tener la oportunidad de irse a casa.

Josué carece del ventrículo izquierdo, la bomba principal que envía sangre rica en oxígeno. Otras estructuras cruciales del corazón izquierdo son demasiado pequeñas o deformes.

Este defecto, fatal hasta hace unas tres décadas, se trata con tres operaciones a corazón abierto realizada entre el nacimiento y los tres años de edad. Los médicos canalizan la sangre en torno al corazón izquierdo anormal y convierten el ventrículo derecho —que normalmente envía sangre pobre en oxígeno a los pulmones— en la bomba principal.

En la actualidad, el 65% sobrevive al menos cinco años y muchos llegan a la madurez, dijo la doctora Kristin Burns, cardiopediatra de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.

Pero muchos niños mueren o requieren un trasplante porque el ventrículo derecho se desgasta con el exceso de trabajo.

Por eso los médicos investigan si las células madre pueden ayudar al ventrículo a funcionar mejor.

A los cuatro meses de edad, Josué era sometido a su segunda operación a corazón abierto. La primera, al día siguiente de nacer, fue para mantener su corazón en funcionamiento y crear una aorta, la arteria principal, lo suficientemente grande para que fluya la sangre. La segunda era para aliviar la presión sobre el ventrículo derecho e inyectar las células.

Es un estudio en sus primeras etapas que comparará a 30 bebés, la mitad de los cuales reciben células madre, para determinar si la estrategia es segura y si hay diferencia con los que solo reciben cirugía.

Pasarán varios años antes de que se sepa si el tratamiento es eficaz. Pero al igual que muchos bebés después de la segunda operación, Josué reaccionó bien y una semana después se pudo ir a casa.

Creemos que el corazón joven tiene mayor capacidad de respuesta. No decimos que lo vamos a curar. Lo que busco es la manera de que estos chicos mejoren.
Sunjay Kaushai, jefe de cardiocirugía pediátrica del Centro Médico de la Universidad de Maryland, quien encabeza el estudio en sociedad con investigadores de la Universidad de Miami.

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