Por LUIS ALONSO LUGO
WASHINGTON
Agencia/AP

El jaguar está en peligro y, junto con el lobo de crin, el oso hormiguero y otras especies emblemáticas de Sudamérica, podría desaparecer a causa de la producción de soya en Argentina, Brasil y Paraguay.

En su informe «Planeta Vivo 2016», el grupo activista World Wildlife Fund indicó que la superficie terrestre de América del Sur dedicada al cultivo de soya aumentó de 17 millones de hectáreas en 1990 a 46 millones en 2010, especialmente en hábitats naturales que se transformaron en zonas agrícolas. Se prevé que la producción siga creciendo a medida que sube el consumo global de proteínas de origen animal.

Según el informe, al menos 3,6 millones de hectáreas de bosques son destruidos cada año en la región, lo que equivale al territorio de Suiza.

La presión generada por la agricultura y la ganadería afecta a los ecosistemas y las especies.

«La destrucción del hábitat también amenaza el modo en que viven muchos indígenas cuya subsistencia depende de la selva, los pastizales naturales y las sabanas», afirma el organismo en su informe.

El WWF también indicó que cerca del 75% de la soya consumida en el mundo sirve para alimentar animales, por lo que millones de personas la ingieren cuando comen pollo, cerdo, res, pescados cultivados, huevos, leche, queso y yogurt.

«A corto plazo es vital que adoptemos una soya producida sin deforestación y sin conversión de tierras», se afirma en el documento. «Los consumidores de todos los alimentos hechos con soya tienen el futuro de los bosques, las sabanas y los pastizales en la punta de su tenedor».

La organización alertó que, en el ámbito global, la pérdida y degradación del hábitat a través de agricultura no sostenible provocó que la abundancia de animales vertebrados declinara entre 1970 y 2012 en un 58%, y que más de la mitad de los peces, los anfibios, los mamíferos y los reptiles hayan desaparecido.

Otros factores como la sobreexplotación de especies, la contaminación, las enfermedades y el cambio climático también han contribuido a una disminución del 81% de las poblaciones de agua dulce.


Destrucción sin precedentes

3,6 millones de hectáreas
De bosques son destruidos cada año en la región, lo que equivale al territorio de Suiza.

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