BUENOS AIRES
Agencia/AP

Durante años, los científicos supieron cuál era el aspecto de las aves en la era de los dinosaurios. Ahora afirman haber descubierto cómo uno de ellos sonaba: ¡cuack!

Un equipo de expertos señaló ayer que el ave «Vegavis iaai» que vivió en la isla Vega de la Antártica argentina hace 70 millones de años probablemente sonaba como un pato.

«Podemos decir ahora que es muy probable que este ave… emitiera un sonido que puede ser comparado con sus familiares vivos, patos o gansos», explicó el paleontólogo argentino Fernando Novas en una rueda de prensa en Buenos Aires.

Los científicos llegaron a esa conclusión a partir del hallazgo del primer aparato fonador de ave, llamado siringe.

«La importancia de este descubrimiento es que nos permite tener la certeza de cómo los dinosaurios, incluidas las aves, evolucionaron de tal forma que se comunicaban entre ellos y de cómo este órgano era capaz de emitir sonido, permitiendo el desarrollo del cerebro», afirmó Novas.

Los investigadores argentinos, que participaron del descubrimiento junto a científicos de Estados Unidos, hicieron el anuncio en Buenos Aires luego de que sus conclusiones fueron publicadas por la revista Nature.

Los fósiles del «Vegavis iaai», una especie de ave que vivió en la Antártica en el periodo del Cretácico Superior, fueron descubiertos en 1992 por miembros del Instituto Antártico Argentino y luego clasificados como una nueva especie en 2005 que por sus características anatómicas tiene un parecido a una especie de pato moderno que habita en Europa, Asia y Africa.

En 2013, un equipo de la Universidad de Texas liderado por la doctora Julia Clarke escaneó los fósiles en un tomógrafo de alta resolución que permitió detectar los anillos de la siringe, una estructura que conforma el aparato sonoro y permite a las aves emitir sonidos complejos.

«Esto abre todo un campo nuevo en la investigación de los sonidos de los dinosaurios», dijo Clarke. «Imagínese en un bosque del Cretácico Superior en la Antártica y piense en sonidos familiares, no en cantos de aves, pero graznidos, cuack y silbidos».

Ahora tenemos  la certeza de cómo los dinosaurios, incluidas las aves, evolucionaron de tal forma que se comunicaban entre ellos y de cómo este órgano era capaz de emitir sonido, permitiendo el desarrollo del cerebro.
Fernando Novas, paleontólogo argentino.

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